Todo estaba oscuro, en el cielo solamente se podĂa ver la hermosa luna llena, rodeados de humedad y arboles, el miedo se arremolinaba en los corazones de todos los presentes; las rodillas de todos estaban clavadas en el suelo, el dolor era punzante, ninguno tenĂa la fuerza para moverse.
*Splash*
Comenzaron a temblar, algunos pusieron los oĂdos contra el suelo para mitigar el ruido que hacĂan las cabezas humanas al ser aplastadas.
HabĂa en particular un hombre llamado Ethan Aurat. TenĂa la mitad del rostro quemado horriblemente, su ropa estaba semi destruida, estaba utilizando sus manos para taparle los oĂdos a la niña que tiene al lado, ella tiene alrededor de siete años, se estremece con cada.
*Splash*
Que se produce de manera intermitente, despuĂ©s solo habĂa silencio.
HabĂan lapsos de tiempo en el que solo se podĂan escuchar pasos pegajosos en el suelo cubierto de sangre y sonidos de llantos. Ethan tosiĂł varias veces, no podĂa evitarlo, tenĂa un pulmĂłn colapsado además la humedad le cala los huesos, roba su energĂa y le roba el aliento. PodĂa sentir el cuerpo de la niña sudado y caliente debido a la fiebre.
*Tos* *Tos*
El ataque de tos aumentĂł, haciendo que Ethan se doblegara con un movimiento seco. Mientras tosĂa podĂa ver estelas de luz, varios flashes que parecĂan fuegos artificiales que cegaban sus pupilas. El ataque de tos pasa despuĂ©s de varios minutos.
—¡Aaaaaahhhhhhh!
Instantes despuĂ©s, nuevos gritos y llantos se escucharon de manera estridentes. PodĂan escuchar pisadas torpes que los alteraban internamente, la respiraciĂłn de todos era pesada, habĂan personas que arrastraban algunos cadáveres; la niña abrio sus ojos con duda y su respiraciĂłn se detuvo, la sensaciĂłn de vomitar se hizo presente. Su ritmo cardĂaco subiĂł y las lágrimas no pudieron evitar salir.
—Bien. Todos están aquĂ
—Pongan a todos de rodillas
—Asi está bien... Perfecto hay casa llena y hay alguien que quiere conocerlos... asà es, a todos
—Hay que conocer al hombre a cargo
Ethan y todos los demás siguieron con la mirada hacia la fuente de la voz, observaron a cuatro mujeres; dos elfas de pelo dorado y dos semi-humanas de la raza de hombres gatos.
Una de las chicas gato aplaudió mientras daba instrucciones a las numerosas sirvientas atrás de ella.
Las elfas comenzaron a caminar por todo el lugar mirando por encima del hombro a todas las personas reunidas.
Algunas de ellas suplicaban piedad, las elfas simplemente sonrieron con desprecio y continuaron su andar hasta que escucharon una puerta abrirse, como si fuera una señal se separaron dirigiéndose a las esquinas del lugar donde estaban.
HabĂan muchos árboles, el invierno se acercaba, cada vez que alguien hablaba se podĂa ver el aliento, la tierra estaba mojada haciendo que el lodo ensuciara la cara y cuerpo de los presentes con excepciĂłn de las sirvientas, las elfas y las chicas gato.
—¡Dios santo! ¿Porqué apesta tanto a mierda? Acaso algunos de ustedes no pudieron aguantar, ¿No?
—¡!
—Ahhh... estoy presintiendo que olerá mucho más fuerte en unos minutos... Hahaha exacto habrá muchos pantalones defecados en breve
*Tap* *Tap* *Tap*
Varios pasos sonaron mientras se podĂa escuchar la melodiosa voz de un hombre el cual estaba saliendo de una cabaña de madera del fondo del bosque. Era alto; alrededor de un metro con noventa y dos centĂmetros, su porte era elegante, su cuerpo tonificado y trabajado, no parecĂa muy musculoso pero tampoco delgado, su cabello blanco y sus ojos rojos resaltaban bastantes, llevaba un atuendo oscuro con algunos adornos en azul, su mirada era altamente orgullosa, sujetaba con su mano derecha un bastĂłn de mago, medĂa alrededor de un metro con sesenta centĂmetros, estaba hecho de madera y en la punta habĂa un gran cristal mágico de color verdoso.
Lo sujetaba con su mano derecha y lo recargaba en su hombro, señaló a todas las personas arrodilladas y preguntó usando un tono burlón.
—Ahora... ¿Cuáles de estos estúpidos son los grandes Dioses de las cuatro regiones?
El hombre parpadeo mientras preguntaba tocándose la barba.
—Son estos mi señor
Aparecieron algunas luces marcando a cuatro hombres que estaban justo al frente de Ethan y la niña. Esos hombres que fueron marcados comenzaron a temblar.
Una elfa los señaló, El hombre entonces en respuesta movió su mirada hacia ellos, sus pupilas rojas se clavaron en ellos haciendo que la desesperación los inundará.
El hombre suspirĂł un poco antes de hablar.
—Hola. Ustedes son los Dioses que dirigen este universo, ¿No? Soy Edward O'Reilly
—...
—Y no me agradó la manera en la que me trataron cuando nos conocimos
—...
—Quiero decir, ÂżNo fueron ustedes los que pidieron que entregará a mis hijas? Incluso cuando me neguĂ©, Âżno fueron ustedes los que amenazaron con destruir a mi gente? ÂżNo fueron ustedes los que me querĂan ver de arrodillas suplicando perdĂłn?
—...
—Ah~ Que decepciĂłn debo de decir. Sobretodo porque, ÂżCuánto tiempo fueron la cĂşspide del universo? ÂżCientos o miles de años? Lo más triste es que enviaron hombres y mujeres a morir por una tonterĂa. Pensaron que era dĂ©bil y resultĂł que los dĂ©biles eran ustedes
—...
—No es nada cool, quiero que sepan que lo que estoy a punto de hacer ustedes se lo ganaron, asà que no es nada cool. No tienen la menor idea de lo estúpidos que fueron
—...
—Pero estoy seguro que inmediatamente lo comprenderán, son chicos listos por lo que saben lo que es bueno para ustedes, aunque hagamos de cuenta que no cometieron la estupidez de hacerme enojar
—...
—Lo cierto es que se arrepentirán de haberme ofendido, incluso insultaran a sus mamis por haberlos traĂdo al mundo
—...
—Veran, hagan lo que hagan, pase lo que pase, no importa que, no se debe desafiar al nuevo orden. El nuevo orden es este, y es muy sencillo de comprender y aún si algunos son estúpidos lo comprenderán
—...
—¿Listo? Aquà va, no es una bola curva, es completamente directa. Presten atención... Quiero todo lo que ustedes poseen
Edward O'Reilly comenzó a hablar mientras todas las personas presentes temblaban con miedo e incertidumbre. El sudor y los nervios también se hicieron presentes, Edward puso el cristal mágico de su bastón en el hombro del Dios más fuerte del universo, el Emperador del Norte.
—Asi que ahora lo saben, la única manera de que lleguemos a un diálogo es entregándome todo lo que les pertenece. Es eso o los asesinare, uno a uno hasta que no quede ninguno de ustedes
Edward doblĂł un poco su cuerpo y una sonrisa burlona apareciĂł en su rostro mientras el Emperador del Norte estaba temblando de impotencia.
—Hoy fue una jornada laboral muy larga, pero nosotros aprendimos mucho y por supuesto también invertimos mucho para que cada uno de ustedes supieran quien soy y quienes son mis subordinados...
Edward comenzĂł a caminar entre todas las personas arrodilladas, movĂa su bastĂłn como si estuviera jugando, lo que no sabĂa o tal vez sĂ, era que sus movimientos le daban pavor a las personas arrodilladas.
—Ahora lo saben y espero que entiendan algo, ahora trabajan para mĂ. Si tienen algo me lo darán
Edward volvió a estar frente a todos y movió sus manos apuntándose el mismo mientras continuaba hablando con una sonrisa en el rostro.
—Esa es su nueva forma de vida, lo sĂ©, lo sĂ©... Es una realidad muy triste y asquerosa. Incluso difĂcil de tragar, pero lo tragaran igual, definitivamente lo harán
Apunto y señaló a los cuatro Dioses mientras continuaba su discurso.
—Ustedes estaban a cargo. Ustedes, sus ancestros construyeron algo. Creyeron que siempre estarĂan por encima de todos, estarĂan seguros, sin importar lo que hicieran los clase baja ustedes siempre estarĂan en la cima. Lo entiendo completamente
—...
—Pero parece ser... que ahora no están en la cima, si tuviera que decirlo están fritos, es más están completamente jodidos. Más aún si no me dan lo que quiero y lo que quiero es el setenta porciento de sus cosas
—Si creen que es demasiado, entonces fabriquen, busquen o roben más. Tarde o temprano lo recuperarán
—¡!
—Asi será su nueva vida a partir de hoy. Cuánto más se resistan, lloren e insatisfechos estĂ©n, más difĂcil será aguantar el golpe
—¡!
—Cuando cualquiera de nosotros golpeé a su puerta... Ha abranla... la puerta es nuestra. Si tratan de detenernos, los mataremos a todos
—...
—¿Comprendieron todo lo que les dije?
Hizo un movimiento con su mano libre, la palma de su mano estaba en su oreja y hacia el gesto de escuchar con atenciĂłn mientras su mirada está serĂa.
—¿Qué? ¿No responderán?
Se molestĂł un poco al no recibir respuesta.
—Dejenme adivinar, ninguno de ustedes creyeron que esto sucederĂa. Sobretodo en la parte donde reciben un castigo, ÂżO sĂ?
—¡!
—Quiero que entiendan algo. No deseĂł matarlos, que eso quede claro desde ahora. Quiero que trabajen para mĂ, ustedes serán mis perros. Y no podrán trabajar si están muertos, ÂżVerdad? Entiendan nosotros no vamos a cultivar ninguna maldita huerta
Edward negĂł con la cabeza y su sonrisa divertida se hizo presente nuevamente.
—Pero la verdad sea dicha. Mataron a algunos de mis hombres, insultaron a mis hijas, insultaron a mis esposas... que clase de Emperador, padre y esposo serĂa no les regresĂł el golpe
—¡!
—Y por eso, van a tener que pagar
La mirada de Edward recorriĂł todo el lugar, todos temblando, llorando incluso rezando.
—Asi que ahora... Voy a destrozar a golpes a algunos de ustedes
Su mirada divertida desapareciĂł, sus ojos rojos brillaron peligrosamente por un instante.
—Por cierto, ella es Aqua y ella es sensacional
Su bastón mágico brillo en respuesta como si estuviera avergonzada.
—Esta arma se le fue entregada al idiota que tienen atrás, Ethan. Un Emperador del mundo central se la otorgó, ella lo rechazo y terminó en mis manos.
—...
—Hay una buena cualidad sobre Aqua, ella puede transformarse en cualquier arma que su portador deseé
—...
Edward la balanceo un poco mientras el bastón brillaba enormemente transformándose en una hermosa espada.
—Todo ésto... Todo ésto es para ver quién de ustedes tendrá el honor
—...
Edward dió unos cuantos pasos hasta detenerse frente al Emperador del Norte, esté último se enderezó y mostró una mirada desafiante. Edward alzó las cejas en respuesta y se tocó la barba de la cara.
—Tengo que afeitarme
Continúo sus pasos y se detuvo frente a la niña que Ethan estaba protegiendo.
—A ti te recuerdo, eras la hija de Airi, ¿No?
Edward se puso en cuclillas mientras miraba a los ojos a la niña, ella sintiĂł la necesidad de llorar pero sabĂa que si lo hacĂa morirĂa.
—¿Quieres verla? Aunque bueno... después de la tortura no creo que sea la mami que conociste. Ahora ella es más obediente, por asà decirlo, ¿Entiendes?
Una sonrisa sádica apareciĂł en el rostro de Edward mientras se ponĂa de piĂ© y comenzaba a caminar entre los presentes.
—Demonios... tu te ves horrible. ¿Alguien te saco la mierda? Dios que fea estás
Estaba frente a una mujer que parecĂa lastimada, tenĂa siete meses de embarazo, pero su rostro estaba blanco como un papel, no paraba de temblar y tenĂa sangre por el cuerpo
—Soy alguien piadoso, déjame sacrificarte ahora mismo
—¡No! ¡No!
Un hombre salió corriendo hacia Edward, fue completamente interceptado por más sirvientas golpeándolo en el suelo hasta volarle unos dientes.
—¡Alto! ¡Por favor! ¡Basta!
—Mi señor, ¿Tengo permiso para disparar?
—No, ponlo en la lĂnea otra vez
La mujer llorĂł cuando las dos elfas apuntaron flechas con sus arcos hacia el rostro del hombre que la defendiĂł. Su esposo fue revolcado en el suelo hasta que lo pusieron en su lugar, el estaba llorando y suplicando piedad mientras Edward estaba sonriendo con diversiĂłn.
—Hahaha... De acuerdo, escuchen. Los entiendo la atmósfera es tensa, no saben que va a pasar pero, que ninguno vuelva a hacer eso. Mataré a algunos de ustedes, no importa quien sea...
—...
—Que feo, ¿No? Darte cuenta que ahà afuera hay seres mucho más fuerte que tú es jodido
—...
—Oye Ethan, ÂżDeberĂa enviar a la niña al mismo lugar que su madre?
—¡Basta!
—¡Oye! ¡Cuidado a quien le gritas! No me hagas la tarea tan fácil, algunos deben morir. Ustedes simplemente están esperando su destino...
El Emperador del Norte explotó en furia cuando Edward mencionó a la niña, sin embargo su esfuerzo fue rápidamente detenido.
Edward comenzó a caminar mientras silbaba estrellita donde estás. Pasaba la punta de su espada por el suelo haciendo que el suelo se partiera en dos.
—No me puedo decidir... hahaha, espera hay una opción... Cat... ¿Usamos la ruedita?
—Si. Enseguida...
Edward sonriĂł maliciosamente, mientras Cat volaba a la cabaña de atrás. A los pocos segundos traĂa consigo una rueda de la fortuna, la instalĂł en el suelo, todas las sirvientas y personas atrás de ellas sonrieron con diversiĂłn, Cat no pudo esperar más y le diĂł vuelta.
*Tin* *Tin* *Tin*
El suelo donde estaban arrodilladas comenzĂł a brillar aleatoriamente.
*Tin*
Al final se detuvo sobre el Emperador del Norte, este Ăşltimo temblĂł cuando Edward se parĂł frente a Ă©l y hablĂł con una voz profunda y autoritaria.
—Tu eres el elegido. Alégrate eres un ganador. Si alguien no está de acuerdo, saquenle el bebé del vientre a esa mujer y quitenle los ojos a esa niña, entonces se los daremos de comer a todos estos imbéciles.
—¡!
—Pueden llorar, apartar la vista, incluso pueden defecarse. Dios... si... todos van a llorar
*Pow* *Pow* *Pow*
Golpes secos se escucharon, el cráneo del Emperador del Norte casi explotĂł con el primer impacto, Edward lo estaba golpeando con la parte sin filo de su espada. El Emperador del Norte se desoriento, no sabĂa que era izquierda y cuál derecha, sus ojos explotaron dejando atrás sus cuencas vacĂas, la sangre se derramĂł por todo el lugar, los demás estaban horrorizados con lo que veĂan.
—Miren eso, el es un campeón
*Pow*
—Diablos, se le salió el cerebro
*Pow* *Pow*