Una mañana al despertar el sol brilla sobre los edificios, entrando a las ventanas de las personas que habitan en ellos, una de ellos se levanta con toda la pereza del mundo mientras su teléfono suena con el ringtone Xylophone Ringtone, el chico se levanta mientras trata que su cara pesada de sueño se despierte mientras chasquea con su boca para tratar de animar sus expresiones faciales.
"Maldito sol" - Menciona con pereza.
La persona voltea su vista a su alrededor encontrando un cuarto totalmente desordenado, una canasta llena de ropa, además de haber ropa por todos lados, tanto de cama como de vestimenta juvenil, hay vasos, pasta de dientes, chicle, botellas de refrescos, bolsas de algunas golosinas o snacks y todo esto acompañado con un hedor muy fuerte similar a algo humedad de varios dias pero mas fuerte.
El chico se sorprende al ver el desorden en la habitación, es más el chico en sí se sorprende al ver toda la habitación, no puede entender donde está, no recuerda cómo llegó a ese lugar.
"Pero que Mier-" el chico iba a maldecir nuevamente pero un grito lo interrumpe.
"Hijo, ya te levantaste, es hora de comer, se te va hacer tarde" la voz de una mujer muy mayor se escuchaba con cierta distancia.
"Ya voy" Respondió casi por reflejo.
No sabía dónde estaba pero tenía que terminar de despertarse para despejar su mente y poder encontrar una respuesta clara de cómo había llegado al lugar.
"Mmrh Mmrh" se acomodo la garganta porque sentía que su voz se escuchaba un poco rara.
"¿Dónde está mi ropa?" se preguntó el chico en voz alta, seguía escuchando su voz rara pero tenía tantas preguntas y muchas de ellas eran más prioridad de responder que trato de buscar como salir del lugar lo más pronto posible, ahora solo se encontraba con una camisola y un boxer por lo que necesitaba su otras prendas para salir.
No importa donde mirara no podía reconocer ninguna de las prendas como suya, además de que tanto desorden le estaba dando una sensación de incomodidad que le provocaba ganas de salir corriendo del lugar.
No le dio más importancia a su ropa, se puso una camiseta y un short que los miraba limpios aunque estaban en el suelo y caminó hacia el espejo más cercano, quería comprobar que tan mal se miraría con semejante bacanal que tuvo que haber pasado para amanecer con una amnesia tan profunda que no tiene ni idea de su entorno o algún tipo de contexto.
"Hijuepu-" el chico al verse iba a maldecir otra vez pero nuevamente fue interrumpido.
"Hijo la comida se está enfriando, se te va a mosquear" grito nuevamente la voz femenina.
"Ya voy" respondió el chico nuevamente.
Estaba aturdido después de verse en el espejo, no porque se mirara destruido por el supuesto bacanal que había vivido, si no porque no pudo reconocer el rostro que mira en el espejo, fue tan surrealista para él, que tenía miedo de seguir pensando.
"Loco" Era lo único que se le ocurría en el momento, no podía pensar en otra respuesta lógica, pensó que estaba volviendo loco y ahora por algún problema mental no podía reconocerse asi mismo.
Esto lo estaba desesperando mucho, hasta el punto que comenzó a hiperventilar, se volvió al ver al espejo y sentía que todo estaba temblando y estaba entrando en un trance que no lo dejaba pensar con claridad, estaba apunto de perder el conocimiento cuando…
"Poh, Poh" un golpe seco pero hueco se pudo escuchar desde la puerta de la recamara.
"¿Te morístes?" preguntó la voz femenina envejecida en un tono de como regaño.
Esta frase le sacó de su trance, ahora no podía quedarse esperando a que una respuesta lógica le viniera a la cabeza, tenía que seguir su supuesta rutina para que no lo descubrieran todavía, antes que lo lleguen a encerrar en un manicomio.
Abrió la puerta y detrás de ella, estaba una anciana de entre unos 60 a 80 años en una silla de rueda viendo al chico con una mirada de pocos amigos, cabello blanco, un poco rechoncha, una papada y cara llena de arrugas, con unos ojos verdes tan profundos pero tapado por algunas capas blanca en los bordes, su piel está llena de mancha de vejez pero su porte en la silla es recto, de autoridad y de vigor.
"Nos vas hacer esperar toda la mañana, sabes que tu abuelo no le gusta comer hasta que estemos todos en la mesa, apúrate que nos vas a matar de hambre" después de decir eso, la anciana se dio la vuelta en su silla de rueda y se fue en el pasillo sin esperar una respuesta del chico.
El chico quedó aturdido por un segundo pero recordó las palabras de la anciana, tenía que seguir con su rutina hasta que todo quedara claro.
El chico bajó del segundo piso donde había una mesa pequeña para 4 personas ahí estaban un par de ancianos mientras el anciano desconocido veía mientras bajaba se le formaba una sonrisa que el chico interpretó como que estaba feliz.
"Es bueno dormir pero hacerlo por mucho tiempo crea el mal hábito de procrastinar, tu bisabuelo decía que una persona haragana es aquella de que no se quiere levantar cuando el sol le da en la cara" el anciano parecía estar dando un sermón al chico pero de la forma que lo hacía parecía más una predicación de algún tipo de filosofía.
"Pero que mas haragan puede ser, si vieras su habitación parece un chiquero, no tiene la decencia de ordenar su único lugar que tiene obligación de ordenar, si no que está esperando que también nosotros par de viejos le ordenemos el cuarto" la anciana parecía muy enojada mientras recordaba la habitación del chico.
"Lo siento, la ordenare cuando termine de comer" respondió el chico, no sabía cómo proceder por lo que decía lo primero que se le venía a la mente.
"Ya veremos si es verdad" resopló la anciana.
El anciano era muy alto aunque no se notaba mucho porque estaba sentado, pero sus largos brazos y dedos gigante lo delataban, además el chico pudo notar más la altura del anciano cuando él se sentó en la mesa, con un cabello gris ojos café oscuros, y una piel bronceada del sol, el anciano tenía un buen semblante hacia el chico, se veía que lo apreciaba mucho.
El chico se sentó a comer en silencio su desayuno simple, intentaba terminar lo más rápido sin parecer desesperado por irse. No tardó ni 4 minutos cuando ya había terminado, se levantó con los trastes y lo lavó en el lavabo al lado del comedor para llevarlo a la cocina que también estaba al lado, era un espacio muy pequeño que tenía muchos usos.
"Un milagro, hoy llueve, por fin el muchacho se dignó a lavar un plato" la anciana expresó con risa sarcástica mientras veía al muchacho.
"Deja de molestarlo vieja, el muchacho es estudiante y su deber es estudiar, no hay motivos de estarlo regañando por estas cosas" replicó el anciano.
"Pues tienes razón pero alguna ayuda puede dar, además de que pasa durmiendo todo el día no veo que se levante a estudiar" respondió la anciana no muy convencida.
"Él estudia en su cuarto, hay deja que se vaya, vaya hijo, vaya a hacer lo que tenía que hacer, deja a tu abuela que es una vieja retórica" el anciano no dejaba de defender al chico mientras que la anciana no estaba muy convencida de dejarlo ir, parecía que tenia mucho que desahogar.
El chico estaba viviendo un momento tan surrealista que no le dio más importancia y se fue directo a su habitación, podía escuchar a la anciana regañando al viejo.
"Vos siempre lo malcrías por eso está como está" gritó a lo lejos la anciana.
Cuando el chico cerró su puerta ya no podía escuchar nada.
Estaba aterrado, no sabía qué hacer, sabía que lo estaba viviendo no era normal, no recordaba como estaba ahí, o porque lucía como lucía.
Dejó de estar pensando y busco una canasta para recoger la ropa pero no pudo encontrar solo estaba la canasta que había visto en la mañana que ya estaba repleta de ropa, el problema que no sabía si era limpia o sucia.
'Despejo la habitación y así me ayuda también a despejar la mente' El chico comenzó a organizar la habitación como un ejercicio mental para no caer en pánico.
Despejo la ropa que estaba en el suelo la colocó en la cama y comenzó a separar entre ropa sucia y limpia, también reviso la ropa de la canasta pero determinó que toda estaba sucia, al finalizar tenía una montaña de ropa sucia y unas pocas prendas de ropa limpia pero el suelo estaba libre de ellas.
Busco un bote de basura al no encontrar solo le quedaba reunir la basura en un solo lugar mientras colocaba la ropa limpia en el ropero y la ropa sucia en una esquina mientras organizaba el resto del cuarto, ya con el cuarto relativamente limpio la cama ordenada y los muebles visiblemente ordenados se pudo calmar.
'¿Qué carajos está pasando?' El chico no podía entender que estaba sucediendo, por más que quisiera explicar lo que estaba pasando no podía encajar nada con lo que conocía o que tuviera sentido.
Se levantó de su cama, fue directo al espejo que se vio más temprano, se tocó la cara mientras trataba de revisar en su memoria si había visto esa cara en algún lado pero nada le venía a la cabeza, así que realizó un ejercicio mental para no caer en pánico y encontrar una solución, trato de recordar quien era según su mente, que es lo que hacia, que fue lo ultimo que había hecho según recordaba antes de despertar esta mañana.
"Soy Daniel Espinoza, de 28 años de edad pertenezco a una familia rica que se dedica al negocio de ventas de acciones e inversiones de criptomonedas, mis padres dieron el bum con el comienzo de la popularidad de criptomonedas y de los 11 años he estado viviendo como rico, nunca he tenido pareja, tenia cabello castaño y ojos de color café oscuro, hace un mes me gradué de la licenciatura de ciencias de la computación y salí con mis amigos a aventurarnos en un crucero por motivos de graduación y por un reto tonto tirarme por la borda caí en unas rocas cuando estábamos cerca en la orilla de la playa y después de eso…"
Daniel trató de recordar qué había pasado pero solo recuerda haber visto las rocas cuando estaban cercas y la espuma de las olas, no recordaba más. Se tocó nuevamente la cara mientras volvía a verse al espejo pero no recordaba quien se suponía que era esta persona, ojos verdes piel perfecta nacarada, parecía piel de bebe que no salía mucho al sol pero aun así era brillosa, su pelo ya no era liso era crespo de un color negro azabache, tenia una nariz recta un poco alargada pero no tan grande, tenia unos labios rosas suaves. Daniel se sentía muy femenino por alguna razón, trato hacer una pose de fisicoculturista pero solo tuvo la desgracia delante del espejo.
"¿Quien se supone que soy?" Trató de averiguar quién era este chico, pero aun quedaba la duda de sus recuerdos de que era otra persona y no este chico escuálido que vive con sus abuelos.
'Tal vez, ¿Morí?' se preguntó el chico, no tenía otra idea además que había reencarnado pero en parte tampoco tenía sentido.
Si en verdad había muerto cómo era posible que reencarnara en un chico que había vivido hasta cierto punto una vida diferente, no tendría el que reencarnar en un bebe, o al menos tener los recuerdos de su vida actual, como si hubiera despertado los recuerdos de su vida anterior, esto le parecía más a un usurpación de cuerpo más que una reencarnación.
'Si en realidad morí ¿porque tuve que robar un cuerpo?¿Que tipo de karma estoy pagando?¿Y porque este chico tuvo que pagar con él haber perdido el cuerpo?' Muchas dudas existenciales le estaban rodeando la cabeza, la idea de robar un cuerpo le estaba haciendo sentir náuseas de alguna manera.
Además de la idea de haber robado una vida, y estar de impostor dentro de una familia lo hacían sentir sucio y ruin. Trato de pensar en otra solución, pero solo se le venían ideas de que podría estar en coma y estar viviendo una especie de sueño lúcido, o sino también podría ser que en realidad estaba teniendo un ataque de esquizofrenia y no podía distinguir la realidad, esas opciones le aterraba más, por lo que por su paz mental decidió creer que la reencarnación o la ocupación de un cuerpo ajeno eran la más acertada a la verdad aunque fueran las más fantasiosas.
"Tengo que investigar quien es este chico" Daniel no se quedó aturdido en el lugar comenzó a buscar alguna pista que le dieran indicio o le dijeron directamente quien había poseído, el chico originario del cuerpo tenía un escritorio con múltiples dibujos, podía ver personajes de comic en todo el escritorio, al parecer el chico era fan de los cómics o de los dibujos de estos pero no pudo encontrar ni un solo comic solo dibujos, en una de las gavetas encontró unos libros que parecían diarios pero estos estaban cerrado por un candado de combinación, trato de buscar una pista en el celular pero también tenia clave de ingreso, no tenía lector de huellas digitales ni reconocimiento facial por lo que no podía ingresar al móvil.
intento buscar algún papel que diera indicio de alguna contraseña para investigar su vida actual pero no había nada que le diera un indicio, podía intentar con fechas especiales como en las películas pero no sabía nada del chico, ni siquiera su edad o cumpleaños, trato de alguna forma de abrir los diarios intento apretar el mecanismo de apertura de los candados para comprobar si alguno había quedado cerrado con la clave puesta.
'Click-' El sonido de apertura de unos de los diarios fue una música divina para Daniel, abrió el libro y pudo leer mucho contenido que el chico al que le había robado el cuerpo había escrito, solo que al parecer el diario era una continuación de alguno de los otros dos diarios y no tenía mucho contexto, trato de probar la misma clave en los otros diarios, por suerte funcionó y ambos fueron abiertos.
Daniel estaba atento a ambos libros y pudo encontrar el primero que el chico había escrito, esto era por que el libro comienza dando una introducción al chico en sí.
"Hola mi nombre es Alex Reyes, tengo 14 años, soy huérfano mis padres murieron por un accidente en una planta de energía, la compañía no se quiso hacer cargo y se declaró en bancarrota y desde ese día mi vida ha ido en desgracia…"
Por la fecha que se había escrito la primera hoja del diario y fecha que tenía el celular habían pasado unos tres años desde que Alex comenzó a escribir el diario, Daniel estaba absorto en la historia y en comprender quien era ahora pero un grito lo interrumpió.
"Hijo" La voz de la anciana se escuchaba a lo lejos, podía intuir que lo llamaba desde abajo.
"Ya voy" Respondió Daniel quien ahora era Alex, no podía comprender cómo la anciana que estaba en silla de ruedas pudo subir las escaleras del segundo piso cuando lo fue a buscar más temprano.
No dejo que el pensamiento le quitara tiempo y no quería obligar a la anciana a subir por él sabiendo el esfuerzo que tuvo dar para subir unas escalera en silla de ruedas, con prontitud bajo hacia la planta baja donde en el mismo espacio de comedor cocina y lavadero también estaba en una esquina el área de lavandería y en otra esquina el área común de sala y televisión.
El par de ancianos estaban juntos en el sofá viejo, y el anciano abrazaba con un brazo a la anciana.
"Estoy haciendo café, y necesitamos unos pancitos de repostería para acompañarlo para ver la novela" La anciana se estaba sacando un monedero de la cintura, sacó unos billetes raro para Daniel y se los entregó.
"Trae unos bollos de pan caramelizado, se que estas ocupado con lo que tienes que hacer y que pronto tienes que irte al colegio pero ve hacernos ese mandado antes de que te vayas" la anciana ya no parecía tan enojada como en la mañana incluso hablaba con cariño, se ve que solo estaba un poco alterada antes.
"En donde…" El chico iba a preguntar dónde los iba a comprar pero antes de eso un anuncio especial apareció en la pantalla del televisor.
|Interrumpimos la programación por una noticia de última hora|
|El villano Perguso atraco el museo nacional pero gracias a los dioses El héroe Luminis llegó a tiempo para ayudar a los ciudadanos que han quedado atrapado como rehén del Supervillano|
Se podían ver en pantalla las luces impresionantes salir del museo, y muy pronto un hombre con un traje de malla blanco con insignias de color dorado en su pecho y en las extremidades, llevaba un hombre atado mientras surcaba los cielos para acercarse hacia el noticiero.
|Gracias Héroe Liminis por atrapar al Villano Perguso antes que lastimara a alguien más| Gritó el reportero.
|Gracias a los dioses no hay nadie muerto pero cuando llegue encontré ya algunos civiles heridos, le pido disculpa por no llegar antes de que se lesionaran para estar tranquilo este Supervillano estará en prisión por un largo tiempo antes de demostrar que en verdad se ha reformado| Dijo el superhéroe Luminis mirando a la cámara.
"Gracias a Dios no hay nadie muerto, ¿pero cómo se encontraran los lastimados?" se preguntó el abuelo de Alex.
'Parece el anuncio publicitario de algún programa de televisión de superhéroes, parece que el abuelo es fan, ya se sabe de donde sale el gusto de Alex de los superhéroes' pensó Daniel.
"¿Pero no es ahí donde trabaja el hijo de la Martha Hernandez?, llama vieja a la Martha para preguntar si todo está bien" Dijo el viejo un poco apurado.
'¿Ahí trabaja el hijo de un conocido?, no me digas que esto es real' Daniel no podía creer lo que escuchaba cada vez le hacía más sentido que tenía algún ataque de esquizofrenia.
"Voy a llamar a la casa de Martha" de repente la anciana interrumpe el tren de pensamiento de Daniel, y levanta la mano haciendo que la silla de rueda a la par comience a moverse en el aire y se ponga delante de ella.
Daniel estaba con la boca abierta, no podía creer lo que sus ojos veían, la silla se había volado en el aire como si su abuela tuviera super poderes de telequinesis.
"no te quedes parado sin hacer nada que después se te hace tarde, ve a comprar pan a la panadería, rápido" la anciana parecía alterarse nuevamente Alex no se detuvo a pensar mas y salió de la casa por la puerta que pensaba que era la salida, por suerte aunque no conocía no se equivoco salió al pasillo de lo que parecen unos apartamentos, el shock que había recibido hace un momento estaba al nivel del shock que recibió al descubrir que había amanecido en un cuerpo diferente, no podía calmar sus pensamientos salvajes, por lo que suspiro grandemente y volteo a ver el techo del pasillo mientras decía en voz baja.
"Así que estoy en un mundo de super humanos"