Estaba boca arriba, mirando al cielo.
"¿En dónde estoy…?", murmuré, con la voz ronca.
No llovía, podía ver el sol a través de los huecos de los árboles.
"¿Estoy de vuelta… en mi propio tiempo?".
Intenté levantarme, pero no podía mover el cuerpo por el dolor. No sería capaz de llegar a casa por mi cuenta.
Tendría que pedir ayuda.
Forcé mi maltrecho brazo para buscar en mi bolsillo, pero no pude encontrar mi teléfono.
Entonces, vi una cosa rectangular delante de mi mano.
"Jajaja, debe ser una broma". Me reí. El teléfono estaba roto.
La pantalla estaba destrozada y el cuerpo retorcido.
Sólo la correa del demonio estaba intacta, así que definitivamente era mi teléfono.
No podía pedir ayuda. No podía moverme.
Mi cuerpo estaba helado por la lluvia.
Ya veo, voy a morir.
Curiosamente, no sentí desesperación.
Estaba pensando en Eina, me preguntaba si ella había conseguido llegar a casa.
Estoy seguro de que lo hizo, es inteligente. Fue a algún sitio con gente y luego pidió ayuda. Era una pena que no pudieran encontrarme, pero eso era inevitable, al fin y al cabo volví a cinco años en el futuro.
No era un final feliz, pero tampoco era un mal final.
Había podido salvar a Eina, eso era suficiente. Cerré los ojos.
La siguiente vez que abrí los ojos, lo primero que vi fue una luz en el techo.
Es un techo terriblemente bajo, pensé. La propia habitación temblaba.
"¿En dónde…".
"Estás en una ambulancia", dijo una voz desde mi lado.
Mi corazón se apretó. Era la Presidenta. Me di cuenta de que me llevaba de la mano cuando sentí su calor.
"…¿Me has salvado? ¿Por qué?".
"No hables por ahora".
Tal como ella dijo, cerré la boca, mis párpados se volvieron pesados y volví a perder el conocimiento.
Cuando volví en mí, estaba en un hospital, tumbado en una cama y completamente cubierto de vendas. Me dolía todo el cuerpo.
"¡Shuu! ¡Menos mal…!". Mi madre me miró a la cara y dejó escapar un suspiro de alivio. Mi padre estaba detrás de ella: "Gracias a Minekawa- san".
Como era mi madre la que hablaba, tardé un poco en darme cuenta de que se refería a la Presidenta cuando decía Minekawa.
"¿Qué quieres decir… gracias?".
"Minekawa-san pidió ayuda, ella te salvó", me dijo mi padre.
"Por lo visto, se enteró de que habías ido al lugar donde se produjo el desprendimiento y no había tenido noticias tuyas, así que pensó que debía haber pasado algo. Y entonces descubrió que te habías caído por el acantilado y no te movías y pidió ayuda".
Cuestioné mentalmente su explicación.
¿Cómo sabía ella que yo estaba allí? ¿Se enteró por Ruka-senpai o por Sakai?
No, yo no les había dicho nada.
Además, no había contactado con ella. En primer lugar, no sabía su número de teléfono.
Ella había mentido.
¿Pero por qué?
Al día siguiente, muchas personas vinieron a visitarme.
El primero fue Sakai, que faltó a la escuela. Por un momento me conmovió que estuviera tan preocupado por mí, pero luego:
"¿Así que te caíste por un acantilado? ¿Cómo fue, te dolió?".
Sakai entró en modo reportero. Estaba medio enfadado porque esa era su razón, y medio alegre.
"Obviamente me dolió".
"Cuéntame todo lo que puedas. Escribiré un artículo".
"No recuerdo mucho. Fue repentino y perdí el conocimiento rápidamente".
"Ah, es una pena. Bueno, me alegro de que estés a salvo". Él nunca cambia.
La siguiente en visitarme fue Ruka-senpai. Parecía que había venido justo después de la escuela.
"¡Shuu-kuuuun, estás viiiiiiivooooooo!". Gritó en cuanto me vio.
"Siento haberte preocupado".
"Está bien mientras estés a salvo… Umm, voy a preguntarte algo extraño", se limpió las lágrimas y me miró seriamente, "no saltaste,
¿Verdad?".
Al parecer, ella pensó que había intentado suicidarme.
"¡No! ¡Fue un completo accidente!".
"Me alegro. No pienses en cosas así, ¿Bueno?".
"Está bien, no estoy tan mal de la cabeza".
Hice lo posible por sonreír y ocultar mi malestar. Creía haber visto a Eina, pero ¿Era un sueño? Si acababa de caer por el acantilado en la realidad…
Parecía demasiado probable.
Pero pronto volví a pensar que no podía ser, aún podía sentir su calor, aún oía su voz.
Todavía podía ver sus ojos, todavía la veía…
Era la tendencia de la gente en el hospital a pensar lo peor. Tuve que ir a buscarla en cuanto me dieron el alta.
En los días siguientes, el resto de mis compañeros y los otros dos miembros del club me visitaron. Sólo una persona no lo había hecho, la presidenta.
A pesar de que era la persona con la que más quería hablar.
"Quizás ella realmente me odia…".
Justo cuando empezaba a entristecerme con esos pensamientos, ella apareció, al quinto día desde que me ingresaron.
"¡Presidenta!", grité alegremente, ya que me había rendido.
"¿Ha venido alguien hoy?".
"No".
"¿Alguien piensa hacerlo? ¿Como alguien de nuestra clase, o de tu club?".
"No he oído nada. Creo que ya vinieron todos de visita".
"Ya veo. Entonces está bien".
¿Qué estaba bien?
Ella colocó un taburete y se sentó junto a la cama.
"Lo siento, quería venir antes, pero siempre había alguien más aquí, así que no podría hablar contigo adecuadamente. Tienes algo que preguntarme, ¿No es así, chico del club de literatura?".
"Sí, no le dije a nadie a dónde iba, no debías saberlo, ¿Cómo lo sabías?".
"Porque me lo dijiste, hace cinco años, ¿No? Que llamaste por mí allí y terminaste conmigo de alguna forma".
¿Hace cinco años?
¿La llamé?
"No puede ser…".
"Así es", me dio una pequeña sonrisa, "yo soy Eina".
Ella proclamó con su hermosa voz soprano.
Me quedé mirándola con los ojos completamente abiertos, mudo por el shock.
"Cuando te caíste del acantilado, te vi desaparecer, Shuu-san", la presidenta, Eina, me habló como siempre, usando mi nombre en lugar de "chico del club de literatura" y con educación, "realmente te habías desvanecido. La lluvia amainó un poco, así que fui a comprobarlo por si acaso, y no estabas allí, así que pensé que habías vuelto a tu tiempo".
La Presidenta, que normalmente parecía una espada desenvainada, ahora parecía una chica normal. Parecía una ilusión, pero su lado femenino era sorprendentemente bonito, y me hacía sentirme bien también.
"Sin embargo, estaba preocupada. No sabía si habías ido al mismo lugar, o si te habías caído por el acantilado allí también. Si no se lo habías dicho a nadie, no te encontrarían, así que decidí contactar contigo ese día".
"¿Te has acordado durante cinco años?".
"Sí, no lo olvidé ni por un segundo".
Eina asintió suavemente, y yo quise preguntarle algo en mi sorpresa, preguntarle si pensaba tanto en mí.
"Así que intenté utilizar la red de la clase para ponerme en contacto contigo, pero como pensaba, no pude…", continuó su explicación mientras yo permanecía en silencio, "así que fui al acantilado, te encontré y pedí ayuda".
"Así que eso fue lo que pasó… Me has salvado la vida, Eina, muchas gracias".
"Ehehe", se rió tímidamente.
"Pero si no hubieras venido ese día, me habría atrapado ese aluvión. Muchas gracias". Ella inclinó su cabeza hacia mí.
"Espera un momento, tu nombre no es Yokota Yukino, es Minekawa Yukino… ¿No fue tu casa la que encontramos?".
"Esa era la casa de mis tíos. Ya te lo he dicho antes, ¿No es verdad? Mis padres murieron y me trasladé a vivir con la hermana de mi madre y su marido".
Tenía la sensación de haber escuchado eso.
"¿Eh? ¿Pero no vives en un orfanato?".
Las circunstancias eran complicadas y yo estaba desconcertado.
"Al final, nuestra relación fue demasiado mala y me fui al orfanato. O, mejor dicho, quise hacerlo y dejé de soportarlo. Como logré sobrevivir, me fui a buscar un lugar donde pudiera vivir a mi manera. No tenía ningún otro cuidador porque mis padres habían muerto, así que me lo permitieron tras una pequeña investigación".
"Ya veo…".
"Muchas cosas cambian en cinco años".
Asentimos fervientemente el uno al otro. Sentí que todo se había resuelto, pero me di cuenta de algo grande.
"Espera, si eres Eina, entonces siempre estuviste viva, ¿No? ¿Pero la chica Yokota, tu prima, dijo que habías muerto?".
"Ahh, eso es…". Ella vaciló por alguna razón. Y luego se inclinó profundamente. "¡Lo siento mucho! ¡Hice que Onee-chan te mintiera!".
"¿¡Eh!? ¿¡Qué mintiera!?".
"Lo dijiste que hace cinco años, durante el desastre, ¿No? Me dijiste que habías oído de ella que yo había desaparecido y muerto durante el tifón".
"Lo hice".
"Si ella hubiera dicho 'Eina es Minekawa Yukino', tú no habrías retrocedido en el tiempo, ¿Verdad? Pero si no lo hubieras hecho, yo probablemente habría muerto. No quería eso, quería conocerte, así que hice que Onee-chan me ayudara".
"C-Cierto".
Estaba demasiado feliz de que ella dijera que quería conocerme, y no me importaba la mentira.
"Bueno, estoy feliz de haberte salvado, así que no hay problema".
"Gracias".
"Creía que no se llevaban bien", pregunté, y Eina esbozó una apretada sonrisa.
"En ese momento… no lo hacíamos, era horrible. Pero cuando empezamos a vivir separadas, llegué a comprender que no sólo quería intimidarme, sino que pensaba en muchas cosas a su manera, y ahora es mucho más amable, así que ha reflexionado sobre ello".
Recordaba las palabras de su prima.
"Siempre la traté mal… Pero ella siempre se encerraba en su habitación, y sólo utilizaba las cosas de los demás. Luego estaban las discusiones con mamá y papá, y sus problemas…".
No era una simple actuación, ella realmente estaba hablando de lo que había pasado en ese entonces, pensé mientras mi corazón se calentaba.
Muchas cosas han cambiado en cinco años.
"Ahh, pero me alegro de verdad de que todo haya salido bien", soltó Eina con un repentino suspiro, era agradable ver una apertura en la fachada habitualmente perfecta de la Presidenta, "si me hubieras descubierto, habría sido el fin de todo, así que estaba realmente aterrada".
"Ya veo, cuando supiera que eras Eina, habría sabido que estabas viva, y no había retrocedido en el tiempo", Entonces Eina habría sido atrapada por el derrumbe y habría muerto. Desde esa perspectiva, siempre estuvo luchando por su vida, "¿Fue difícil? ¿Fingir que no me conocías?".
Sin embargo, ella no parecía triste, y sólo hizo un pequeño puchero. "¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? Dudo que lo hagas". "Sí, en la biblioteca, ¿Verdad?".
A Eina se le cortó la respiración por la sorpresa.
"Es cierto, te hablé con demasiada familiaridad, ¿No? Reflexioné sobre ello y me di cuenta de que todo acabaría si estábamos juntos, así que no me uní al club de literatura, e incluso cuando acabamos en la misma clase, me mantuve lo más distante posible".
"¿Así que por eso eras tan fría? Pensé que me odiabas".
"¡Nunca podría odiarte!".
"¿De verdad…?". No podía hablar por la felicidad, pero su comportamiento frío pasó por mi cabeza y no pude creerlo inmediatamente. "Pero ibas a tomar sin piedad nuestra sala del club…".
"Tuve que actuar como una demonio para hacerlo, ¡Fue realmente difícil! No podía mostrar favoritismo".
"Y siempre parecías tan infeliz cuando estabas conmigo".
"Eso fue porque estaba haciendo todo lo posible para contener mi expresión. El mero hecho de hablar contigo me daba ganas de sonreír, así que me ponía nerviosa que me descubrieras…".
Empezó a ponerse roja. Yo también podía haberlo hecho. Nos miramos un rato.
"Dime, Eina". —"Umm, Shuu-san…".
Ambos nos detuvimos ante nuestra sincronización antes de reírnos juntos.
"Yo iré primero entonces…", comenzó, pero hablé por encima de ella.
"Lo siento, el hombre debe ir primero en esta situación".
"…De acuerdo".
Eina se acomodó con cierta ceremonia en el taburete.
"Eina…". Respiré profundamente y dije: "Te amo. De hecho, te amo desde la primera vez que te vi, cuando te conocí en la biblioteca como Minekawa Yukino. Pensé que me odiabas, así que cuando Eina me envió un mensaje te dejé salir de mi mente, pero siempre lo he hecho".
Su cara se había puesto roja, pero su mirada no se apartaba de la mía. Las lágrimas brillaban en sus ojos.
"Ahora que sé que Eina y Minekawa Yukino son la misma persona y a la que amo, estoy realmente feliz. Porque sé que terminé enamorándome de la misma persona, y que amo a la misma persona".
"Yo…", empezó temblando, "siempre te he amado, Shuu-san. Hace cinco años, después, ¡E incluso ahora! Siempre…".
Mientras hablaba, se acercó a mí. La rodeé con mis brazos y la abracé.
"Esto no es un sueño, ¿Verdad?".
"Yo también me lo preguntaba, pero no es así. Estamos realmente juntos", dijo ella, sonriendo en mis brazos, haciéndome sonreír también.
Creía que ella estaba tan lejos, pero en realidad estaba a mi lado…
Ella estaba delante de mis ojos en este mismo momento. Había tantas cosas de las que quería hablar con ella. Tantos lugares a los que quería que fuéramos juntos.
Podría ser divertido hacer un intercambio de libros.
Pero de momento, me limitaré a estrecharla entre mis brazos, deleitándome con la felicidad que siento al tenerla a mi lado.
FIN