Mientras reflexionaba en todos estos detalles la puerta del auto se abrió y Mu Wen dijo.
Joven maestro hemos llegado.
Me bajé del auto y observé la gigantesca mansión frente a mí. No se podía comparar a las sectas más grandes de mi vida previa. Pero no pude evitar asentir ante el detalle arquitectónico y lo bien cuidado del jardín. La pileta del medio sentía que hacía juego y armonizaba con la casa. Al parecer tomaron en cuenta el feng shui.
Mu Mei tomó mi brazo otra vez y me arrastró hasta ingresar a la mansión. Al entrar pude ver a innumerables sirvientes que realizaban sus labores de forma apresurada. Mu Wen nos condujo hasta llegar a una habitación amplia donde estaba sentado un hombre de pelo corto y rojo. Estaba vestido con uniforme militar. Aun vestido se podía apreciar sus enormes músculos. Las medallas en su pecho indicaban sus logros y hazañas en el campo de batalla. El hombre lucía estoico y esa barba cuidada en forma de candado acentuaban su masculinidad.
Tomando un sorbo de té el hombre me miró e inmediatamente se fijó en la forma en que Mu Mei agarraba mi brazo. Inmediatamente desató un aura tan fuerte que levantó las cortinas, el aire se puso pesado e incluso me costaba respirar. Esta presión posiblemente se compara con un cultivador de núcleo giratorio. Eso asumiendo que se está conteniendo para afectar a Mu Mei.
Incluso Mu Wen se puso pálida y se arrodilló inmediatamente.
Reportando al patriarca. Traje de vuelta a la joven señorita junto con al hijo del señor de la ciudad Yu Ning.
Al escuchar mi nombre la intensión se hizo más fuerte. No podía seguir estando de forma pasiva. Esta presión incluso comenzó a afectar a Mu Mei que ya le estaba costando trabajo respirar. Utilicé mi intensión asesina cubriéndonos a mí y a Mu Mei. El alivia rodeo a Mu Mei y pronto su respiración se volvió normal. Sin embargo, este no era el caso para Mu Wen la cual cayó al piso desmayada.
Mocoso. Veo que tienes agallas para resistirte.
El patriarca bajó suavemente su tasa de te dejándolo en una pequeña mesa a su costado.
Sin embargo, te faltan siglos para poder flirtear con mi hija frente a mí.
Sus índice y pulgar se encontraron apuntando hacia mí. Este movimiento era el presagio de algo extremadamente peligroso para mí. Debía de bloquear con todas mis fuerzas si no quería morir. Movilicé todo el ki que tenía disponible dentro de mi cuerpo y en el ambiente. Al mismo tiempo el patriarca chasqueo sus dedos disparando una corriente de aire presurizado directo hacia mi frente. Este tipo quería volarme los sesos de un golpe.
Rápidamente extendí mi mano y una barrera de Ki puro se formó entre la bala, Mu Mei y yo. El aire impactó rompiendo la barrera en pedazos. Sin embargo, la barrera hizo su trabajo disipando el golpe en una corriente de aire fuerte que lo único que hizo fue alborotar mi cabello y el de Mu Mei. Sangre salió de mi nariz por haber forzado al Ki a salir de mi cuerpo muy pronto. Normalmente podría hacer esto en el reino de reunión de Ki pero me vi obligado a hacer antes de siquiera empezar a cultivar.
Con la mano limpié la sangre y miré fijamente al patriarca de la familia Mu.
¿Debería de tomar este gesto como una señal de guerra?
Al escuchar mis palabras el patriarca se puso rígido.
Mocoso eres muy atrevido. No creas que no sé lo que le hiciste a mi hija. Puedo ver sus piernas temblar desde aquí.
Esas palabras fueron como una corriente eléctrica para Mu Mei. Estaba tan avergonzada de mirar directamente a su padre que escondió su rostro en mi pecho. Decidiendo aceptar el hecho de que ella ya era mi mujer la abracé y consolé.
¿Y qué? Eso es una decisión entre Mu Mei y yo y no tiene nada que ver contigo. Ahora que el arroz está cocido no tienes más opciones que entregarme a tu hija.
Mis palabras hicieron que una vena palpitante apareciera en la frente del patriarca. Sus puños estaban apretados a tal grado que en cualquier momento podrían empezar a sangrar.
El aura estallo nuevamente y esta vez mi intensión asesina no podía protegernos del todo. Incluso estaba pensando que podría llegar a romperse. Envalentonándose Mu Mei salió de mi abrazo y dijo.
¡Padre por favor detente!
El gritó de Mu Mei hizo entrar en razón a este viejo pedo que solo sabe acosar a los jóvenes.
Hija este tipo debe de aprender modales. Deja que lo eduque un poco. Si no lo hago temo que te empezará a intimidar.
El patriarca se levantó de su silla y empezó a caminar hacia nosotros.
Padre él tiene razón el arroz ya está cocido y no hay nada que hacer.
Esto fue como una flecha que se enterró en el corazón del patriarca Mu.
Hija estaría de acuerdo con cualquier otro muchacho, pero no con él.
Mientras oía esto me no pude evitar rascarme el oído. Este tipo estaba hablando mal de mi frente a mí. Por cara al suegro simplemente lo ignoré. Chasqueé mis dedos y la bola de cera cayó sobre Mu Wen que seguía desmayada.
¿Ves?
El patriarca me señaló nuevamente y esta vez no pude evitar que una vena salga de mi frente.
Solo sabe divertirse y despilfarrar los recursos. Ni siquiera ha entrado a la etapa beta.
Ya no podía seguir cayado ante estos ataques verbales por lo que decidí replicar.
Viejo, ¿Acaso estas ciego? ¿Cómo pude bloquear tu ataque sin fuerza?
Este hecho era innegable e incluso puso a pensar al patriarca ahora que reflexionaba sobre eso.