—Así que has recordado todo, ¿eh? —Zi Xuan le apuntó con el dedo de manera amenazante.
—No literalmente todo como Tian Qiyuan, pero recuerdo cómo nos conocimos, sobre la Ceremonia del Dios de la Creación, de ser difamado y limpiar mi nombre, y cómo te convertiste en el espíritu de El Número Uno Bajo el Cielo.
—Entonces recuerdas nuestra promesa, ¿verdad? ¡Que nunca dejarías que otra alma habitará dentro de mi espada mientras yo exista! —gruñó ella, su enojo palpable.
—Sí... lo recuerdo... y lamento haber roto esa promesa. No tengo excusa, a pesar de que solo ahora he recuperado los recuerdos de Tian Qiyuan. Sin embargo, ¿puedes escucharme un momento?
—Te doy un minuto para explicarte. —Zi Xuan respondió después de un momento de silencio.
—Gracias. —Yuan le explicó inmediatamente la situación a ella.