—¿Qué te parece la declaración del Herrero Eterno? —preguntó Zi Xuan a Tian Qiyuan, movido por la curiosidad.
—Sería asombroso si realmente logra tal hazaña —respondió él calmadamente.
—¿De verdad? ¿No estás preocupado?
—¿Por qué debería estarlo? —respondió Tian Qiyuan, su voz teñida con un matiz de indiferencia.
—Se convertirá en el próximo Dios de la Creación, ya sabes.
—¿Y qué? No es como si ese puesto fuera suyo para siempre. Todavía puedo desafiarlo.
—¿No tienes que superar su récord si quieres convertirte en el Dios de la Creación después de él? —preguntó Zi Xuan.
—Sí, y también tengo que derrotarlo en un enfrentamiento.
Si el puesto de Dios de la Creación ya está ocupado, cualquiera que desafíe ese título no solo debe superar el récord del Dios de la Creación durante su Ceremonia del Dios de la Creación, sino también vencerlos en un enfrentamiento uno a uno.