—Hermano Yuan… Estás tan cerca de mí, pero te sientes tan lejos… —La Señora Chu continuó mirando la figura de Yuan desde la distancia durante muchos momentos.
El guardia se preguntó cuándo ella iba a acercarse a Yuan, pero notó su expresión y decidió simplemente esperar a que ella hiciera algo.
El anciano miró a la Señora Chu con una mirada profunda, ya que es la primera vez que la ve actuando de forma tan tímida y nerviosa, pareciendo una pequeña niña perdida.
—Señorita —de repente, el anciano la llamó y le preguntó—. ¿Vamos a casa?
—¡No! —La Señora Chu respondió subconscientemente.
Luego tomó una respiración profunda para calmarse, pero una sola respiración no fue suficiente, así que tomó unas cuantas más.
Una vez que estuvo lista, la Señora Chu dio su primer paso adelante y se acercó lentamente a Yuan.