—Entonces finalmente mató al último demonio, ¿eh? —El Señor murmuró en un tono aliviado después de escuchar las noticias del Gerente.
—¿Realmente vas a revelarle tu verdadera identidad? Todavía no creo que podamos confiar en él. Es solo un pervertido que resulta tener un talento especial para matar demonios —dijo la Gerente con el ceño fruncido en su cara.
—¿Realmente crees eso, o solo lo estás diciendo por frustración? —le preguntó el Señor.
La Gerente apretó los dientes, negándose a responder.
—No se puede nacer con un "talento" para matar demonios. Necesitas experiencia y técnica. No sé cómo o dónde aprendió a matar demonios, pero lo necesitamos. Los demonios han sido sellados durante millones de años. No pasará mucho tiempo antes de que rompan su sello.
—De todos modos, he decidido decirle la verdad sobre mi identidad, pero puedo seguir manteniendo en secreto tu identidad.
—Lo que sea —suspiró la Gerente.