—Esta niebla roja es probablemente la razón por la que la gente en la ciudad sin nombre está perdiendo la cabeza... —Yuan murmuró en voz baja.
—¿Cómo te sientes, Joven Maestro? —preguntó Feng Yuxiang.
—Mis piernas están un poco frías, pero eso es todo.
—Joven Maestro, ¿puedes sostener mis manos por un momento? —De repente, ella extendió su mano hacia él.
Yuan no pensó mucho en ello y tomó su mano.
Al siguiente momento, Yuan pudo sentir una sensación ardiente pero cómoda fluyendo a través de su cuerpo, y la sensación fría en sus piernas desapareció rápidamente.
—¿Qué fue eso? —Yuan le preguntó.
—Acabo de usar mis llamas de fénix para calentar tu cuerpo. Tus venas están ardiendo con mis llamas de fénix en este momento, lo que ahuyenta el miasma.
—¿A-Ardiendo? —Los ojos de Yuan se agrandaron.
No estaba preocupado de que pudiera lastimarle. Simplemente era aterrador pensar que su cuerpo estaba literalmente ardiendo por dentro.
