Aunque solo han pasado unos momentos desde que Yuan regresó, tanto Feng Yuxiang como Lan Yingying notaron el cambio en el comportamiento de Yuan.
Se veía más calmado e indiferente, pero no podían precisar exactamente qué era tan diferente en él.
En sus ojos, él seguía siendo el Yuan que conocían, pero al mismo tiempo, parecía una persona diferente.
Mientras tanto, Yuan invocó al Señor Supremo Empíreo y comenzó a acercarse a la Abominación.
—¿Qué está haciendo? ¿Por qué se está acercando tanto a la Abominación? —Tang Zheng preguntó en voz alta al ver la acción de Yuan.
—Quién sabe. Tal vez tenga algo planeado —Yan Hara encogió los hombros.
Una vez que Yuan estuvo directamente frente a la Abominación, levantó la vista al demonio que tenía casi el tamaño de una montaña y mostró una sonrisa profunda en su cara.
