—¿Cómo lo conseguiste? —preguntó Chu Liuxiang por curiosidad.
—Bueno, comenzó cuando conocimos a este hombre frente a una cueva… —Yuan procedió a recordar su experiencia con la Araña Demoníaca.
—Eso es… muy trágico… —Chu Liuxiang suspiró con una voz desanimada después de escuchar la historia.
—Escuchando tu historia me hace preguntarme… ¿Duele más para los padres perder a sus hijos, o duele más para los hijos cuando pierden a sus padres?
—No creo que podamos medir el dolor… —Yuan sacudió la cabeza.
—Yuan, ¿alguna vez has pensado en encontrarte con tus padres? Me refiero a tus padres biológicos.
—Realmente no. Nunca tuve tiempo para preocuparme por tales cosas, tampoco. Me abandonaron por una razón, y no tiene sentido pensar en ello ya que ya ha sucedido.