Después de llegar a la Ciudad Yang, Meixiu y Sebastián alquilaron un hotel para alojarse temporalmente, ya que Chu Liuxiang aún estaba inconsciente.
—¡Hermano Yuan! —Chu Liuxiang se despertó gritando aproximadamente media hora después de llegar al hotel.
—¿D-Dónde estamos?! ¿Dónde está el Hermano Yuan?! —Chu Liuxiang le preguntó a Meixiu, quien estaba en la misma habitación.
—Actualmente estamos en la Ciudad Yang —respondió ella.
—¿Y el Hermano Yuan?!
—Él... todavía está en el Jardín de Jade...
—¿Por qué?! ¿Por qué lo dejaron atrás?! ¡Pensé que ustedes lo amaban! —Chu Liuxiang gritó a viva voz.
—Cálmate, Señorita —Sebastián dijo de repente—. Fue decisión del Joven Maestro. Si realmente lo amas, respetarías sus deseos.
—E-Eso es... —Chu Liuxiang se quedó sin palabras ante las palabras de Sebastián. Claramente, él estaba acostumbrado a tratar con ella.
—Cree en el Joven Maestro. Está destinado a lograr grandes cosas en el futuro, así que no morirá allí —continuó Sebastián.
