Después de que el carruaje salió de la ciudad, el conductor habló en voz alta:
—Deberíamos llegar a Tierras Naranjas en tres horas si no nos atacan bestias mágicas salvajes.
—¡Está bien! ¡Gracias! —Yu Rou respondió en voz alta.
Mientras tanto, Yuan tenía la cabeza girada para mirar afuera de la ventana. Montar en un carruaje se sentía como si estuvieran montando en un coche lento que también tenía muchos baches, pero había una diferencia distintiva que hacía que montar en un carruaje fuera mucho más agradable.
—Hermano, acabo de darme cuenta, pero ¿cuándo te creció tanto el cabello? No creo que mi cabello haya crecido desde que empecé a jugar... —Yu Rou de repente le preguntó.
Ya que estaba acostumbrada a que Yuan tuviera el cabello largo en el mundo real, no lo notó de inmediato.
—Oh, comí un tesoro que hizo crecer mi cabello y lo hizo más largo. Feng Feng y Xiao Hua dijeron que se veía bien, así que decidí dejarlo así —dijo él.
