Muchos minutos han pasado desde que la conversación entre el Señor Nie y Xiao Hua terminó, pero el ambiente allí permanecía pesado, casi asfixiante, especialmente para aquellas personas que estaban más cerca del Templo de la Esencia del Dragón.
—Xiao Hua, aquí están mis tesoros. Por favor, cuídalos mientras entro en el Reino Místico —Yuan le entregó a Xiao Hua su anillo espacial y su bolsa de almacenamiento.
—¡Xiao Hua protegerá los tesoros sin fallar! —Xiao Hua le dijo con una expresión seria en su rostro, actuando como si le hubieran confiado una gran responsabilidad.
—¿Quién se atrevería a robar a un Rey Espíritu en los Cielos Inferiores? —Feng Yuxiang levantó las cejas.
Xiao Hua podría dejar el tesoro de Yuan en el suelo, ir a echar una siesta y regresar con el tesoro aún en el suelo, completamente intacto.
—Por cierto, ¿qué vas a hacer con tus Armas del Alma, joven maestro? —Feng Yuxiang de repente le preguntó.
