—Escuchando la voz jadeante de Meifeng —habló Yuan con una sonrisa en su cara—. Aunque me hayan quitado la infancia, al menos aún tengo mi futuro, y no me rendiré hasta poder salir personalmente de esta cama con mi propia fuerza.
—Joven Maestro... tú... ¿realmente...? —Meifeng casi no podía creer lo que acababa de suceder.
¿Había movido sus dedos? ¡Incluso si fuera levemente, eso es una gran mejora y una señal esperanzadora de que realmente podría recuperarse en el futuro!
—Sí, realmente me estoy recuperando. Pero por favor mantén esto en secreto por ahora, quiero que sea una sorpresa para Meixiu y Yu Rou —dijo Yuan en voz baja.
—¡Lo mantendré en secreto! No le diré a ni una sola alma incluso si es lo último que hago, ¡lo prometo! —Meifeng asintió con la cabeza con emoción, lo que hizo que las lágrimas en su rostro cayeran más rápido.
