—Tres... Dos... Uno...
Después de diez segundos, para sorpresa de la Anciana Tantai, ninguno de los discípulos decidió abandonar la examinación.
—Ahora bien, ¿continuamos con el examen, no?
La Anciana Tantai colocó una vara de incienso púrpura de un pie de largo en el suelo y dijo:
—Quiero que todos se sienten alrededor de la vara de incienso.
Los discípulos siguieron sus instrucciones, y un par de momentos después, todos los 121 discípulos estaban sentados alrededor de la vara de incienso.
—El examen comenzará oficialmente una vez que encienda la vara de incienso. Si resultas envenenado, aplicaré inmediatamente el antídoto, pero fallarás automáticamente el examen.
Los discípulos tragaron nerviosamente, y observaron cómo la Anciana Tantai encendía la vara de incienso.
