Después de hablar con Xia Jingyi durante unos minutos por teléfono, Yu Rou colgó y fue a la habitación de Yuan para darle la noticia a él.
—Hermano, encontré un lugar para que te quedes, ¡y es gratis!
—¿De verdad? ¿Cómo encontraste ese lugar? —Yuan no pudo evitar preguntar.
—¿Recuerdas esa vez que mencioné a mi compañera de clase que era una chica dulce? Acabo de hablar con ella, y dijo que puedes mudarte a su apartamento gratis.
—Ya veo... Gracias, Yu Rou, por ayudarme con esto... Nada de esto hubiera sido posible sin ti. —Yuan dijo.
—¡Ni siquiera lo menciones! —Yu Rou rió entre dientes.
—De todos modos, ¿cuándo planeas mudarte?
—Me puedo mudar ahora si todo está preparado —dijo Yuan.
—Bueno, tienes a alguien que te cuide y un lugar para quedarte. Ahora solo nos queda preocuparnos por tus gastos médicos y demás. —dijo Yu Rou.