—No te preocupes, nada le pasó a Xi Meili. Ella soportó bien su tribulación celestial —dijo Yuan.
—Entonces, fui la única que terminó en un estado tan patético, ¿eh? —suspiró ella.
—No te menosprecies tanto. Tu caso es especial.
—Por cierto, me encontré con Bai Xutao —dijo Yuan de repente.
—¿Lo hiciste? No lo mataste, ¿verdad...? —ella preguntó en un tono algo nervioso.
—No, pero sí lo castigué un poco. Lo mataré más tarde, cuando visite el Clan del Tigre Blanco Celestial.
...
—Joven Maestro, si no es mucho pedir, ¿puedo encargarme yo de Bai Xutao? Quiero ser yo quien lo castigue adecuadamente —Feng Yuxiang comenzó a reflexionar en silencio. Un momento después, habló.
—Si eso es lo que quieres. Entonces no lo tocaré —Yuan asintió sin vacilar.
—Gracias, Joven Maestro... Por cierto, ¿Xiao Hua no vino contigo a la Expansión Primordial? ¿Por qué está tan silenciosa? —Feng Yuxiang preguntó de repente.
