—¿Qué demonios está pasando aquí? ¿El Monarca Primal es el padre adoptivo de ese humano? —La Zorra Divina de la Gran Profecía estaba desconcertada por esta información. Tenía innumerables preguntas, pero no se atrevía a hacerlas.
—Ya que no me recuerdas, supongo que es seguro asumir que tampoco recuerdas nuestra promesa. ¿Acaso también llegaste a la Expansión Primordial por accidente, de nuevo? —El Monarca Primal miró a Yuan.
—Él asintió—. Sí, vine aquí por accidente. Quería buscarte porque me dijeron que podrías sacarme de este lugar. ¿Cuánto tiempo has estado observándome?
—El Monarca Primal suspiró—. Desde que usaste mi poder en el territorio de los Fénix.
—¿Tu poder...? ¿Te refieres al Dominio del Monarca Inmortal? —Yuan levantó una ceja.
—Si así es como lo llamas, claro. Sin embargo, ese poder—la capacidad de comandar a los Primitivos y Depredadores—originalmente era mío, para empezar —El Monarca Primal reveló.
