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En medio de su enfrentamiento, ni Yuan ni el Emperador Gigante Kulas cedieron ni un centímetro, lo que sugería que tenían fuerzas iguales.
Los espectadores se quedaron sin palabras, superados por el asombro ante la escena que se desplegaba ante ellos. En sus ojos, el Emperador Gigante Kulas se erigía como una fuerza sin igual, haciendo que la visión de un simple humano bloqueando su puño y manteniendo una postura firme pareciera una hazaña imposible.
Tras una pausa momentánea en su choque, como si ambos estuvieran contemplando y evaluando la fuerza del otro, Yuan y el Emperador Gigante Kulas lanzaron simultáneamente otro puñetazo, reanudando la intensa batalla entre sus formidables fuerzas.
Uno tras otro, continuaron lanzando puñetazos, sin pausar incluso cuando sus puños eran bloqueados. La batalla continuó sin descanso, con grietas en el aire haciéndose más grandes tras cada choque.