Mientras Xi Meili escuchaba la ridícula historia de la reencarnación de Yuan, sus ojos se agrandaban cada vez más hasta que ya no podían ensancharse físicamente. Sin embargo, por más loco que sonara, Xi Meili creía en cada palabra que salía de su boca sin pensar ni un momento que él se estaba burlando de ella.
Varios minutos después, Yuan terminó su historia:
—Esa es la verdad sobre mi identidad.
...
Después de momentos de silencio, Xi Meili murmuró con una voz emocionada:
—Sabía que eras especial cuando te vi por primera vez, Yuan, pero no pensé que serías tan especial…
—Ahora todo tiene sentido —al menos un poco más de sentido.
—Lamento haber guardado este secreto hasta ahora. No te culparé si ya no quieres seguirme —Yuan de repente dijo con una expresión solemne en su rostro.