Al ver la escena desarrollarse ante él, Xi Shengmo comenzó a sudar. —Esto es malo. Tal vez necesitemos detener la pelea.
—¿Eh? ¿Por qué? Apenas se está poniendo interesante. —Xi Meili lo miró con las cejas levantadas.
—La formación no es invencible. Si se somete a suficiente estrés, podrían romperla, ¡algo que tu madre puede hacer si se transforma! Si la formación se rompe ¡la vida de Yuan realmente estará en peligro!
—¿¡Qué!? ¡Entonces necesitamos detenerlos ahora! —Exclamó Xi Meili.
Xi Shengmo asintió, pero mientras se preparaba para intervenir, otra voz resonó. —No detengas la pelea.
—¿Eh?
Xi Shengmo se giró para mirar a Xiao Hua, quien acababa de hablar, con los ojos bien abiertos.
—Mira la sonrisa de Hermano Yuan. Se está divirtiendo. Si detienes la pelea ahora, no será feliz. —Dijo en voz tranquila.
—¿En serio? ¿Y qué si herimos sus sentimientos? ¡Al menos seguirá vivo! —Dijo Xi Shengmo.
Xiao Hua negó con la cabeza y dijo. —Hermano Yuan no morirá.