Un grupo compuesto de quince hombres armados con ametralladoras modernas, quince evolucionadores de alma por encima del nivel 25 y un tanque de guerra se encargaban de vigilar la puerta norte de la base principal ubicada en el distrito central de la ciudad de Pekín.
Este equipo estaba a cargo de lidiar con los zombis rezagados que de alguna manera lograban pasar entre los diversos puntos de patrulla que el gobierno y el ejército habían colocado a 20 kilómetros alrededor de toda la base. Sin embargo, era raro ver un zombi en estos días, por lo que su función principal era asegurarse de que, en caso de que un superviviente o evolucionador de alma apareciera buscando ayuda, no causaran problemas.
Mirando a la enorme ciudad flotante que era aún más grande que la base misma, desplazándose lentamente y a punto de desaparecer en el horizonte, el líder del grupo, que resultó ser un veterano de guerra, asintió con respeto:
—Parece que algo grande está a punto de suceder.