—Bai Zemin observó con incredulidad desde la distancia como los trozos de carne despedazada parecían cobrar vida.
Innumerables pedazos de carne se estiraban desde adentro y se retorcían en el aire de una manera extremadamente repugnante, como miles de tentáculos que, al unirse con los tentáculos de otro pedazo de carne, empezaban a unir cada parte y sanar a velocidades asombrosas.
—Angelo demostró ser un líder capaz al dar la orden que cualquiera en su sano juicio daría, a pesar de la claramente anormal situación.
Levantó su espada hacia el cielo mientras gritaba urgentemente :
— Todos, ataquen al monstruo antes de que pueda regenerarse! No podemos dejar que vuelva a ponerse de pie, no importa qué!