—Oye, ¿en qué has estado mirando todo este rato?
—¿Mm? —Bai Zemin levantó la cabeza y sus ojos negros se encontraron con los ojos esmeralda de la segunda princesa del Reino de Gales.
Ella le fruncía el ceño como si estuviera molesta, pero Bai Zemin ya estaba empezando a acostumbrarse a su peculiar forma de ocultar sus verdaderos pensamientos y sentimientos, más aún después de saber lo que ella hizo por él mientras él estaba fuera de combate.
—Oh, estaba intentando entender estas runas —respondió Bai Zemin, señalando la complicada unión de varios círculos mágicos.
Ambos estaban sentados en un lujoso carruaje que era tirado por dos osos mutantes, uno blanco y el otro negro; parecía que la bandera que representaba al Reino de Gales tenía dos cabezas de oso con dos hachas cruzadas.
—¿Tienes alguna habilidad que te permita entender runas? —preguntó Seraphina levantando ambas cejas con sorpresa brillando en sus ojos.
Bai Zemin se rascó la cabeza y dijo en voz tranquila:
—No?