—Z- Zemin... —Ye Linger llamó a su hijo—, sus ojos aún fijos en los ojos de la niña que acababa de llamarla abuela.
—E- Esta joven dama...
Bai Zemin miró a su madre, y al notar sus labios, así como sus temblorosos ojos, no pudo evitar suspirar en su corazón.
Ye Linger, al igual que Bai Delan, siempre había estado preocupada por el futuro de Bai Zemin. No por sus estudios ni por conseguir un trabajo, ya que sabía que su hijo era una persona que definitivamente no se rendiría ante las dificultades de la vida, Ye Linger estaba preocupada por el hecho de que su hijo nunca volvió a mirar a ninguna chica durante muchos años después de lo que sucedió durante sus años de secundaria.
¿Podría formar una familia?
¿Encontraría una buena esposa para que fuera su confidente y compañera en los momentos difíciles?
¿Llegaría a ver un nieto?
¿Estaría solo para siempre?
...