—¡Guau! —Bai Zemin retrocedió inconscientemente medio paso cuando el gran círculo mágico debajo de sus pies comenzó a brillar.— L-Lilith… —Bai Zemin tragó saliva inconscientemente y preguntó rápidamente con una voz algo asustada—, ¿esta cosa no va a explotar, verdad?
Los círculos mágicos eran un misterio desconocido para él, y aunque su mente racional le decía que era imposible que hubiera una runa perjudicial para el nuevo comandante en el círculo mágico debajo de sus pies, Bai Zemin, temeroso de lo desconocido y peligroso, no pudo pensar las cosas claramente en ese momento.
Para el horror de Bai Zemin, Lilith lo abrazó desde atrás y suspiró. Su voz sonó triste mientras decía en su oído:
—Parece que este es el final de nuestro viaje después de todo…
—¿Qué?! —Bai Zemin casi gritó y casi cayó de rodillas al suelo. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que algo estaba mal.
