"Mientras Bai Zemin observaba el movimiento del grupo de zombis a varios metros de distancia, rápidamente notó que algunos de ellos estaban golpeando las puertas en un intento de derribarlas. Sin embargo, estas puertas eran completamente de metal, por lo que era absolutamente imposible que estos zombis pudieran atravesarlas, no importa cuánto lo intentaran.
El sonido de los golpes en la puerta de metal había atraído a otros zombis, haciendo que el grupo de poco más de cincuenta pronto llegara a ochenta. Esto, junto con la siniestra atmósfera de los alrededores, hizo que las emociones desordenadas de los estudiantes y profesores que Bai Zemin había salvado se volvieran aún peores.
«¿Podría ser que haya gente allí?» Tal pensamiento relampagueó en la mente de Bai Zemin y cuanto más lo pensaba, más firme se volvía esa idea.
Para sobrevivir otro día, Bai Zemin no sólo había estado blandiendo su espada al azar decapitando enemigos; también había estado prestando atención al comportamiento de las criaturas tanto como era posible. Como los zombis eran temporalmente los más numerosos, eran el tipo de enemigo que más conocía.
Por lo que había observado hasta ahora de los zombis, estas lentas pero mortales criaturas podían sentir la presencia de cualquier tipo de vida, así como notar el olor de la sangre a unos veinte metros de distancia y aunque eso no era exactamente el límite, era ciertamente suficientemente preciso.
—Definitivamente hay gente allí. —Bai Zemin finalmente concluyó—. Si no era por esa razón, entonces no podía pensar en nada más que explicara por qué los zombis estaban tan empeñados en no moverse a ningún otro lugar.
Miró hacia atrás y vio a la gente que había salvado mirándolo, lo que le provocó un dolor de cabeza... Si no fuera porque estas personas estaban aquí, Bai Zemin ya habría sacado los tesoros que obtuvo después de derrotar a la Gran Mantis Rápida y, entre esos tesoros, tal vez había algo que podría ayudarlo a salir de la difícil situación en que se encontraba.
Sin embargo, él no confiaba lo suficiente en estas personas como para sacar tales tesoros frente a ellos. Fue precisamente porque no quería revelar completamente su fuerza que sólo usó su Manipulación de Sangre por un momento para derrotar a la mantis antes de detenerse lo más rápido posible.
—¿Por qué no los abandonas? —dijo Lilith, casualmente—. Todo sería mucho más fácil para ti si dejaras atrás estas cargas que podrían apuñalarte por la espalda en cualquier momento.
Bai Zemin la miró con el ceño fruncido sin decir nada."
—No me mires así —solo digo —. Lilith encogió sus hombros y no dijo nada más.
Ella sabía que era imposible para Bai Zemin hacer algo así. Después de todo, sólo había pasado aproximadamente una hora desde que se vio forzado a luchar por su vida blandiendo una espada. No había manera de que pudiera cambiar tanto sin experimentar la crueldad del mundo.
Sin embargo, Lilith estaba segura de que él se adaptaría pronto. De lo contrario, simplemente moriría a menos que tuviera la fuerza para respaldar tal mentalidad.
Justo cuando Bai Zemin no sabía qué hacer, el grupo de ahora más de ochenta zombis de repente se volvió caótico.
Una flecha voló desde la distancia, golpeando con precisión la frente de un zombi. Antes de que los zombis pudieran reaccionar, otra flecha salió disparada desde la misma dirección y otro zombi colapsó.
—¡Fuerte! —dijo Bai Zemin sorprendido—. No sabía quién era el atacante ya que había varios edificios bloqueando su vista, sin embargo, la habilidad de arquería de esa persona era realmente de primera categoría.
Desafortunadamente, después de cinco flechas, el asalto se detuvo temporalmente. Aparentemente, el atacante estaba bastante cerca y los zombis estaban rodeando a esa persona.
—¡Todos ustedes esperen aquí! —dijo Bai Zemin y dejando esas palabras atrás, saltó de su escondite como un tigre y se lanzó hacia los zombis.
En cuestión de segundos, la distancia de cincuenta metros que lo separaba de los zombis fue cubierta. Bai Zemin blandió su espada dos veces a la velocidad del rayo y las cabeas de dos zombis volaron por el aire.
[Has adquirido poder del alma de nivel 4 Zombi Normal].
—Has adquirido poder del alma de nivel 4 Zombi Normal.
...
En cinco segundos, siete zombis habían sido decapitados por Bai Zemin.
Liang Peng, que cargaba un enorme martillo de dos metros, lo sacudió en un zombi, enviándolo volando diez metros. El zombi cayó al suelo con la mitad superior de su cuerpo deformado y su cabeza completamente aplastada. Sin embargo, pronto notó a un hombre varios años más joven que él masacrando zombis como si fueran hormigas y abrió los ojos de par en par.
—¡Maldita sea! ¿Qué pasa con esa velocidad loca? —maldijo Liang Peng.
La agilidad actual de Bai Zemin ya había alcanzado 54 puntos. Esto significaba que era más de cinco veces más rápido que la persona promedio antes del apocalipsis. Sus movimientos eran extremadamente rápidos, así que cuando Bai Zemin había matado a cinco o seis zombis, Liang Peng solo había matado a uno que estaba cerca de él.
Por otro lado, Bai Zemin también notó a Liang Peng con su enorme martillo y se sorprendió. ¿No era ése el guardia de seguridad de la universidad? ¿En qué momento se había vuelto tan fuerte como para cargar ese martillo? Sin embargo, justo cuando su mente comenzaba a divagar, otro cambio barrió el campo de batalla.
—Balas de Hielo.
Una voz fría pero agradable resonó. Inmediatamente después, diez pequeñas esferas de hielo flotaron en el aire y salieron disparadas hacia diez zombis diferentes, golpeándolos en la cabeza con precisión y arrebatándoles la vida.
—Oh. El control de esa mujer sobre el mana es mayor que el tuyo... Como si eso no fuera suficiente, su poder mágico actual es sólo ligeramente menor al que tenías cuando los Registros del Alma alcanzaron este mundo inferior... Qué extraño... —La voz sorprendida y algo confusa de Lilith sonó al lado de Bai Zemin—."
"Desde el momento en que había salvado a otras personas y estas personas ni siquiera miraban a Lilith —Bai Zemin había llegado a la conclusión silenciosa de que ella era invisible para los demás y que sólo él podía verla—. Por lo tanto, no se sorprendió demasiado al verla paseando casualmente por el lugar.
Bai Zemin miró a la mujer que se había unido a la refriega y sus ojos no pudieron evitar iluminarse. «¡Qué hermosa mujer!» Su cabello plateado y sus ojos azules la hacían parecer un loto de nieve, pero al mismo tiempo, era como una hada de hielo... Sin embargo, aunque apreciaba su belleza, eso era todo. Después de todo, Bai Zemin ya había visto a la increíblemente hermosa, seductora e inocente Lilith.
Los movimientos de Bai Zemin no flaquearon en lo más mínimo mientras continuaba decapitando zombis y por cada segundo que pasaba uno o dos caían a sus pies.
Como si la llegada de la mujer de cabello plateado marcara un nuevo comienzo —las flechas reanudaron su matanza—. Sin embargo, por alguna razón, la velocidad del tirador aumentó sin perder precisión en lo más mínimo.
El grupo de más de ochenta zombis era aterrador; cualquiera se vería abrumado por ellos e incluso un evolucionador moriría si estuviera rodeado. El peligro de estas criaturas se incrementaba aún más ya que el gimnasio estaba encerrado por edificios, lo que lo convertía en un mal lugar para lanzar un ataque, pero un buen lugar para defender. En este caso, dado que los humanos eran los atacantes, no tenían más remedio que sufrir.
Sin embargo, no importaba si era Bai Zemin, la mujer de cabello plateado, Liang Peng, o el arquero escondido entre los edificios; todos tenían sus propias cualidades de las cuales podían estar orgullosos y podrían considerarse la flor y nata entre los estudiantes y profesores de la universidad... Así, menos de dos minutos después, todos los zombis, incluido el más separado del grupo, habían sido aniquilados.
La sangre había formado varios charcos y la carne estaba esparcida al azar por todo el lugar. El olor era extremadamente repulsivo y la vista podía asustar a cualquiera. Sin embargo, las personas que lucharon esta vez tuvieron que pelear contra la muerte y arrastrarse desde docenas o incluso cientos de cadáveres para llegar hasta aquí; por lo tanto, ninguno de ellos tuvo demasiada sobrerreacción.
Los tres luchadores a la vista se miraron entre sí con una pizca de precaución en sus ojos. Ahora que el mundo había cambiado, era difícil decir si el corazón de las personas no lo había hecho. En consecuencia, ninguno de los tres se fiaba demasiado del otro.
La mujer de cabello plateado con la capacidad de controlar el hielo —los miró fríamente—, en su mirada, incluso había un toque de disgusto que era difícil de notar.
La atmósfera se había vuelto algo extraña, ninguno de ellos parecía dispuesto a hablar.
En ese momento, el sonido de pasos apresurados que venían de la distancia hizo que la mirada de Bai Zemin se volviera en esa dirección."