A una distancia bastante cercana de la Puerta del Cosmos que conectaba a través de un pasaje espacial el mundo Oblon con el planeta Tierra, Shangguan Bing Xue estaba luchando contra una existencia de Segundo Orden.
La batalla había comenzado hace no más de unos minutos, pero ya estaba cerca de su fin.
—Perra... —gruñó la mujer de la raza asura.
Ella también era una belleza, pero frente a Shangguan Bing Xue, que parecía una diosa entre los mortales, le faltaba bastante; además, el hecho de que su cuerpo estuviera lleno de heridas por congelación no ayudaba en absoluto.
—He escuchado esas palabras tantas veces a lo largo de mi vida que he perdido la cuenta... Si quieres hacerme enojar o alterar mi estado de ánimo, me temo que estás perdiendo el aliento —respondió Shangguan Bing Xue con voz fría—. De repente, sus labios rosados se curvaron levemente hacia arriba y mientras miraba a la mujer frente a ella, dijo con voz juguetona:
—Pero, ¿qué tal si sigues intentándolo, vieja abuela?
