Un abrumador silencio reinó de inmediato después de que Shangguan Bing Xue congelara hasta la muerte a todos dentro del vehículo en el que viajaba el exalcalde del Subdistrito de Baiquan y uno de los dos líderes del Campamento Baiquan.
La brisa que soplaba desde los bosques cercanos contenía un leve toque de frialdad que era difícil de discernir si provenía del viento fresco, si venía de las partículas de hielo flotando en el aire helado o si provenía de la ligera intención asesina que rodeaba el mundo en su totalidad.
—Tú, ¿por qué lo mataste? —preguntó Shen Mei en estado de shock mientras miraba a Bai Yong con los ojos muy abiertos.