Al norte de la plaza central de la base, Yan Tu llevaba una armadura hecha de la piel de una pitón de Primer Orden que él mismo había derrotado en el pasado. Las marcas en la armadura mostraban que la batalla de hace dos noches había sido lo suficientemente dura como para que incluso la pesada defensa de su armadura no fuera suficiente para resistir los fuertes ataques de sus enemigos.
—¡Quiero que todos se formen de manera ordenada en una sola fila! Niños y mujeres primero, hombres después y ancianos al final. ¡Si alguien se atreve a saltarse la fila, empujar o causar problemas y es descubierto; será azotado en el primer instante y quedará rezagado sin la posibilidad de abordar ningún vehículo! —gritó a todo pulmón.
