Cuando el ángel perteneciente al Ejército del Cielo escuchó completamente lo que Lilith había planeado, no supo cómo reaccionar.
Sus dos alas aletearon suavemente mientras su armadura plateada brillaba con los rayos de luz de las estrellas lejanas y su cabello rubio bailaba al compás de la brisa.
—¿Qué te parece, no crees que es increíble? —Lilith aplaudió sus manos como si fuera una niña emocionada y sus ojos brillaron como si un millón de galaxias vivieran dentro de ellos.
Después de un momento de silencio, el ángel inclinó la cabeza hacia atrás y comenzó a reír a carcajadas.
—¡Jajajaja! —Su risa resonó por todas partes y cualquiera que la escuchara podría llegar a pensar que Lilith acababa de contar el mejor chiste de la historia desde la creación del universo.
Lilith simplemente curvó sus labios y esperó pacientemente a que el ángel dejara de reír. Cuando finalmente se detuvo, preguntó con un tono de voz inocente: