El río del tiempo fluye perpetuamente, y nada ni nadie puede detenerlo.
Sus aparentemente interminables aguas son capaces de devorar y hacer desaparecer cualquier cosa, sin importar cuán resistente o poderosa sea, ya que incluso las peores heridas pueden sanar siempre que haya suficiente poder vital y no hay dolor que no pueda curarse, incluso si se necesitan miles de años.
No importa si estás feliz o triste. Tampoco importa si estás bien o si estás mal.
El tiempo seguirá corriendo, ya que nunca espera a nadie.
—Seis meses después.
Ha pasado medio año desde esa batalla que sacudió a todos los seres vivos bajo las estrellas en el cielo. Incluso hasta este día, seis meses después de ese incidente, todo el universo seguía temblando y no se había recuperado de ese pesado pisotón.