El cielo era rojo como la sangre y las espesas nubes marrón tierra parecían estar fijas en su lugar ya que no se movían en absoluto. Aunque las nubes eran lo suficientemente densas como para destruir el avión de combate más avanzado en la Tierra, el brillo del "sol" artificial no podía ser sombreado en absoluto.
El aire era pesado y aunque la Tierra ya era un mundo que había entrado exitosamente en su Tercera Etapa Evolutiva, aún no podía compararse con este mundo en términos de poder gravitacional. La ley de la gravedad en este mundo podía hacer que Bai Zemin, cuyo cuerpo era extremadamente poderoso, se sorprendiera por un instante.
Incluso sin la notificación del Registro del Alma, Bai Zemin todavía podría identificar fácilmente este mundo a pesar de que solo podía ver una pequeña porción del cielo sobre su cabeza.
—Mundo Oblon, uh... —murmuró para sí mismo mientras observaba cautelosamente a su alrededor e intentaba sentir la atmósfera a su alrededor.
