Antes de conocer, o más importante aún, entrar en contacto con la existencia del mana universal y la magia que su existencia representaba, Bai Zemin nunca imaginó que justo frente a él había tantas puertas esperando ser abiertas.
Cuando una persona normal caminaba por la calle, normalmente veía árboles, autos, edificios, mascotas domésticas y todo tipo de cosas cotidianas que se podían ver de manera normal al abrir la puerta de la casa. Lo que estas personas no podían ver, sin embargo, era que había más puertas que solo la de su casa, departamento o lugar de trabajo justo frente a ellos.