Rodeado por la Ciudad de Roma ubicada en Italia, el Vaticano, que era la sede de la Iglesia Católica, era la facción más poderosa en Europa.
Comenzaron como un grupo relativamente pequeño de no más de unos pocos miles, pero su poder era tan abrumador que incluso los terroríficos zombis y bestias mutantes fueron fácilmente suprimidos durante los primeros días del apocalipsis.
El poder que reveló la Iglesia Católica era uno que los humanos no deberían tener, e incluso los ejércitos modernos eventualmente se sometieron a sus artes mágicas.
Utilizando habilidades transmitidas desde la antigüedad y aprendidas a lo largo de muchos años de esfuerzo por personas que consideraban elegidas por los cielos, los sacerdotes y guerreros sagrados de la iglesia no solo resistieron el asalto de los zombis, sino que en menos de un mes lograron recapturar una buena parte de Roma y salvar a un gran número de vidas.
