Sunny estudiaba el rostro de Cassie, intentando adivinar en qué estaba pensando. Habiéndola dejado sola durante varias semanas, no se sentía precisamente... seguro. ¿Quién sabía qué conclusiones había sacado en ese tiempo? ¿Qué planes había formulado? Él era un extraño para ella, ahora. Lo que significaba que el vidente ciego no le otorgaría la misma gracia que a sus amigos.
Enfrentarse a Cassie como alguien que ella podría percibir como un posible enemigo... era una experiencia angustiante. Sunny sentía que finalmente entendía por qué Mordret desconfiaba tanto de ella.
...Pero luego otra vez, él era alguien digno de ser temido, así mismo. Era lo suficientemente poderoso y letal como para ser una amenaza existencial para cualquiera que se atreviera a interponerse en su camino. Sunny no tenía que temer a nadie, ni a nada —en cambio, todos debían tener miedo de él.
Si es que sabían quién era, claro. Pero nadie lo sabía, lo que solo lo hacía más aterrador.
—Bueno, no importa.