No tardaron mucho en discutir los detalles de su acuerdo con Cassie. Ella desconfiaba de él, algo, pero Sunny tenía una ventaja abrumadora en las negociaciones. Después de todo, él tenía lo que ella quería, y sabía más que ella además de eso. No fue difícil para él hacer que el vidente ciego aceptara sus condiciones.
Ella tampoco podía quedarse por mucho tiempo, o al menos no sin arriesgarse a que su ausencia fuera notada por alguien del Clan Valor. Cassie no quería atraer su atención hacia Sunny, aún, o tal vez nunca. Eso le convenía bien a él también.
—Qué cumpleaños tan extraño estoy teniendo este año...
Cuando Cassie se fue, Sunny quedó nuevamente solo en el Emporio Brillante. La ciudad se había oscurecido, y un silencio pacífico se asentaba sobre el lago. Podía ver el magnífico castillo brillar con luces encantadas en la distancia, las linternas reflejadas en el agua tranquila como estrellas.
—Por supuesto, ese castillo era solo una ilusión.