A pesar de que el enfrentamiento de Rain con el Gusano de Piedra solo había durado una docena de segundos, estaba cansada. No solo porque había rastreado a la criatura durante mucho tiempo antes, invirtiendo horas en preparar la emboscada, sino también porque esos pocos segundos de concentración mental absoluta y el agotador esfuerzo físico le habían exigido mucho.
Así era cada vez. Si un humano mundano quería enfrentarse a una Criatura de la Pesadilla, darlo todo, y un poco más, significaba la diferencia entre la vida y la muerte. No es que hubiera muchos mundanos que se esforzaran en luchar contra abominaciones; al menos, no muchos que sobrevivieran para contarlo.
En ese sentido, Rain era una anomalía.
Tristemente, las duras demandas físicas de la caza no terminaban después de que su presa estuviera muerta.
Haciendo una mueca, Rain agarró su cuchillo de caza afilado y procedió a desollar al Gusano de Piedra.
