El sol se había levantado por encima del horizonte, bañando al Bastión en una cálida radiación. La mañana ya estaba en pleno apogeo, y así, el Profesor Julius finalmente tuvo que irse.
—¡Cielos, miren la hora! —Tosió, luego miró a Beth con una sonrisa.
—Lamento, joven mujer, pero este anciano debe partir. Prometí encontrarme con un antiguo colega mío, el Maestro Rock. Ahora que él dejó la Academia para recoger su maza, es difícil para nosotros cruzarnos. Si hoy no lo encuentro... —Beth negó con la cabeza.