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Aún era muy temprano en la mañana, así que las calles de Bastión estaban prácticamente vacías. Sin embargo, alguien ya había llegado al Emporio Brillante.
Cuando la puerta se abrió, un sonido melodioso se esparció por el interior del Mímico Maravilloso. Había una hermosa campana plateada fijada sobre la puerta, cuyo suave y agradable tintineo daba la bienvenida a los clientes que entraban.
Por supuesto, era la Campana Plateada Sonora.
Sunny levantó la vista de lo que estaba haciendo, luego se limpió las manos en su delantal y salió de la cocina. Había un anciano caballero en la puerta, vestido con una toga encantada llena de parches. Tenía el pelo gris desordenado, ojos distraídos y un par de cejas pobladas que parecían tener vida propia.
Sunny reprimió una sonrisa.
—Despertado Julio. Llegas temprano. —El anciano lo miró y sonrió cortésmente.
