Sunny soltó un largo suspiro y arrojó lejos el comunicador roto.
—Ya veo.
Sintió una extraña combinación de profundo alivio y tensa aprensión.
La razón para el alivio era obvia. Sunny no sabía cuántos ciclos les había tomado conquistar la Pesadilla, pero por lo que había visto en el Estuario, eran al menos miles. Por eso, había estado secretamente temeroso de volver al mundo despierto solo para descubrir que los humanos allí se habían extinguido hace miles de años.
Que Lluvia, y todos los demás que conocía, ya no existían.
Alternativamente, la extraña naturaleza del Gran Río podría haber resultado en que dejaran la Pesadilla en el tiempo correspondiente a donde estaban en relación con el Estuario —es decir, en la Época de los Dioses—. Lo cual habría sido terrible por sí mismo.
Entonces, el hecho de que su Tercera Pesadilla no hubiese tomado tiempo alguno, desde el punto de vista del mundo despierto, era uno de los mejores resultados posibles.
Sin embargo…
