El queche de Ananke flotaba a través de un mundo de niebla. La niebla espesa lo rodeaba por todos lados, impregnada de un crepúsculo sombrío. Todos los sonidos parecían a la vez amortiguados y exagerados, resonando a través de la vasta extensión de aguas cubiertas. Sunny no podía ver muy lejos. Incluso su sentido de la sombra estaba atenuado por la niebla mística.
Era una vista familiar.
—En efecto... Ya he estado aquí.
Este era exactamente el mismo lugar donde Sunny se había encontrado al comienzo de la Pesadilla.
La Fuente.
Aquí, cubierto por la niebla, el Gran Río fluía hacia sí mismo, y el pasado se tornaba en el futuro. No podía sentir la corriente más, pero aún estaba allí, extrañamente confusa y desarticulada. El queche se movía, pero Sunny no podía decir en qué dirección estaba siendo llevado.
