Porque él quería.
Por una vez, el corazón de Sunny no estaba lleno de miedo y desesperación. En cambio, estaba lleno de indignación desafiante. Estaba cansado de doblegarse bajo la presión del mundo, aferrándose furtivamente a los destellos más pequeños de esperanza, siempre temeroso, siempre dispuesto a hacer cualquier cosa, abandonar cualquier cosa, sólo para sobrevivir un día más. Ya no era suficiente.
Quería hacer que el mundo se doblegara a sus deseos en su lugar.
Quería vivir como un ser humano en lugar de un animal.
En estos últimos meses, Sunny había cambiado sin darse cuenta. De alguna manera, se había vuelto insatisfecho con su anterior estilo de vida, donde su único objetivo de sobrevivir a cualquier costo eclipsaba todo lo demás. Si vive o muere siempre había sido lo único que importaba. Pero ahora, cómo vivía importaba más.
—¿Cuál era el punto de no tener maestro si vivía como un esclavo?
Apretando los dientes, Sunny se sumergió en el oscuro abismo.
