Sunny se quedó al borde del agua por un tiempo, mirando el océano con una expresión cautelosa en su rostro.
—Curioso...
Cuando había desarrollado por primera vez la costumbre de escalar la pared sur de la fortaleza, miraba al océano con la esperanza de presenciar la temible silueta del poderoso acorazado apareciendo desde la oscuridad. Pero ahora que la Ariadna estaba a punto de llegar, sus pensamientos estaban muy lejos.
Finalmente, Sunny suspiró y despidió a su silla, planeando regresar al calor del asentamiento.
...Sin embargo, justo antes de apartarse del agua oscura, algo atrajo su atención. Un brillo sutil a unos pocos pasos más adelante en la orilla, revelado bajo las olas que se retiraban. Como si la luz estelar tenue se reflejara en un pequeño trozo de vidrio.
