En el penúltimo día antes de la partida del Primer Ejército de Evacuación, Sunny y su grupo no tenían mucho qué hacer. El gimnasio que solían usar había sido desmantelado la noche anterior, por lo que les era imposible continuar con el entrenamiento.
Por supuesto, Sunny podría haber ideado una forma ingeniosa de hacer pasar a sus soldados por más penurias, pero al final decidió no hacerlo. En cambio, los reunió en la muralla de la fortaleza portuaria para un improvisado pícnic.
Dejar el Cuadrante Norte era un gran acontecimiento, especialmente teniendo en cuenta que iban a la guerra. Esta era probablemente su última oportunidad de relajarse y disfrutar con seguridad completa, por lo que hubiera sido una pena perdérsela.