Unos minutos después, la atmósfera en el gran salón cambió repentinamente. El murmullo de voces se silenció y muchos de los invitados se giraron hacia un punto en particular. Mientras Sunny observaba, una alta figura apareció en un amplio balcón sobre ellos.
El hombre era fuerte y severo, con un rostro afilado y ojos aún más afilados y fríos. Su cabello negro estaba tocado por la plata en las sienes. Lucía un atuendo elegante que de alguna manera parecía una armadura impenetrable a pesar de estar hecho solo de tela negra. Su capa bermellóndora se movía ligeramente, como si la tocara un viento invisible.
Tan pronto como apareció el hombre, Sunny sintió una presión considerable descendiendo sobre el salón. El distinguido desconocido irradiaba tanto poder y autoridad que era difícil no admirarlo... o temerle. Sin duda, era un Santo.
