"Un silencio atónito se apoderó de la resplandeciente arena. Un mar de espectadores miraba a Sunny con los ojos muy abiertos, sin estar seguros de si lo habían oído correctamente. Incluso el Santo parecía sorprendido e incierto sobre qué hacer.
—Seguramente, el mestizo no acaba de... ¿Desafiar a un Maestro del Gran Clan Valor a un combate?
En ese silencio, una risa brillante de repente resonó, rodando sobre el vasto patio. Era Morgan. Estaba riendo con una expresión encantada en su rostro, sus llamativos ojos bermellón llenos de alegría y diversión.
Unos momentos después, miró hacia abajo y preguntó, su voz ronca relajada y constante:
—Oh, ¿de verdad? ¿Quieres pelear conmigo?
Sunny la miró desde abajo, y asintió.
—Sí.