Después de un rato, Sunny recuperó suficiente lucidez como para mirar a su alrededor con cautela.
El túnel en el que se encontraban ahora era algo diferente de los que habían atravesado mientras luchaban contra la horda de monstruos no muertos. Parecía más desgastado y en ruinas, con sus paredes y suelo alisados e irregulares, como si hubieran sido erosionados por algo a lo largo de incontables años.
Lo que es peor, estaba... húmedo. Con un escalofrío, Sunny se dio cuenta de que estaban rodeados de charcos de agua negra.
El olor a sal marina impregnaba el aire.
Al mirar hacia arriba, encontró la alta figura de la ruidosa cazadora y preguntó con voz ronca:
—¿Dónde estamos?
Effie lo miró y le hizo un gesto hacia arriba.
—A unos cien metros bajo la superficie, prácticamente justo debajo del muro de la ciudad.
Él la miró desconcertado, comprendiendo lentamente el significado de esas palabras. La cazadora asintió con la cabeza.
