—Gracias a los dioses muertos... —murmuró.
No tenía esperanzas de que esos pocos guerreros pudieran derrotar al temible dragón —si tuvieran la Habilidad, no habría sido necesario sumir al Crepúsculo en la trampa eterna del tiempo congelado, para empezar.
Pero al menos podrían distraer al Señor del Terror por unos momentos, lo que le daría la oportunidad de librarse de algún modo del mando... tal vez. Una vez que Sunny estuviera libre y reunido con los otros miembros de la cohorte, se unirían a los defensores de la ciudad y les ayudarían a matar a los Santos Profanados.
Ya estaba planeando sus próximas acciones cuando algo extraño sucedió.
Las personas que habían escalado la bóveda del palacio saltaron sin dudar a la sala del trono. Lo cual no era tan extraño en sí mismo... excepto por el hecho de que no todos ellos eran igual de poderosos.
